Con motivo de la Cumbre sobre el Cambio Climático celebrada en Barcelona, la ministra de Medio Ambiente, Elena Espinosa, votó simbólicamente contra el calentamiento global en un acto organizado por WWF. ¡Qué bonito! Supongo que todos los asistentes se apuntarían a tal paripé. Desde aquí propongo nuevas votaciones para que nuestros políticos, ya que son incapaces de resolver casi nada, al menos se queden con la conciencia tranquila: voten contra el paro, por la vivienda digna, contra el terrorismo, a favor de la paz y el amor... Que cada uno haga las propuestas que quiera.
Qué tierno. Pero, ¿por qué me sorprendo? En realidad todo funciona así. Hablemos y hablemos sin cesar para marear la perdiz. Total, como no vamos a arreglar nada al menos da la sensación que nos preocupamos de verdad. ¿Y qué decir de las ONGs? Muchas son otro negocio más, el tercer vértice en el triángulo de las bermudas de lo políticamente correcto, formado también por políticos y periodistas.
De refilón, tanto que no puedo dar los datos correctos, oí que una ONG proponía que los ciudadanos pagáramos no-se-qué, o hiciéramos nuestras aportaciones económicas (supongo que a ellos), a cuenta de nuestras emisiones domésticas de CO2. Luego sale otro de estos expertos, que abundan como las setas (y pueden ser tan venenosos como algunas de ellas), dándonos sus recetas para acabar con el cambio climático: “en mi casa no uso calefacción ni aire acondicionado, me ducho con agua fría y voy caminando al trabajo. Y el carro, lo menos posible”.
Bueno, pues estoy hasta los mismísimos de que todo el mundo me intente culpabilizar por lo que hago y por lo que dejo de hacer. Yo sí uso calefacción y la seguiré usando cuando sea necesario, y que se olviden todos de que pague nada por mis presuntas emisiones de CO2. El otro piso era lo suficientemente cálido como para no necesitar usarla, pero este no: no lo siento si a alguien le molesta que no quiera pasar frío y que deje que lo pasen mis hijos. Yo sí me ducho con agua fría, hasta que sale la caliente cuando me aclaro; pero mis niños no se van a bañar con agua fría, porque no les gusta nada y chillan como condenados con el agua fría. Tengo cubos de basura para reciclarlo todo, aunque no espero el Nobel de la Paz o la Creu de Sant Jordi por ello. Y así sucesivamente.
Supongo que la ministra viajó primero en avión y luego en coche oficial, como todas las delegaciones oficiales, con su aire acondicionado y calefacción, bien comodita, a este festival del buen rollo y las mejores intenciones. Edificios oficiales con todas las luces encendidas de noche. Pero lo mejor son los clásicos de siempre: las farolas encendidas en pleno mediodía (casi todos los días las veo). Por cierto, esos gastos –y muchos otros- los pagamos con nuestros impuestos. ¿Por qué no empiezan ahorrando ellos, por qué no dan el ejemplo de buenas prácticas que nos piden a los demás?
Que les den a los paladines de lo políticamente correcto. No necesito ni acepto sus lecciones de honradez de manual jipijapiflower.
(Banda sonora: Mil espejos - Nudozurdo)
Qué tierno. Pero, ¿por qué me sorprendo? En realidad todo funciona así. Hablemos y hablemos sin cesar para marear la perdiz. Total, como no vamos a arreglar nada al menos da la sensación que nos preocupamos de verdad. ¿Y qué decir de las ONGs? Muchas son otro negocio más, el tercer vértice en el triángulo de las bermudas de lo políticamente correcto, formado también por políticos y periodistas.
De refilón, tanto que no puedo dar los datos correctos, oí que una ONG proponía que los ciudadanos pagáramos no-se-qué, o hiciéramos nuestras aportaciones económicas (supongo que a ellos), a cuenta de nuestras emisiones domésticas de CO2. Luego sale otro de estos expertos, que abundan como las setas (y pueden ser tan venenosos como algunas de ellas), dándonos sus recetas para acabar con el cambio climático: “en mi casa no uso calefacción ni aire acondicionado, me ducho con agua fría y voy caminando al trabajo. Y el carro, lo menos posible”.
Bueno, pues estoy hasta los mismísimos de que todo el mundo me intente culpabilizar por lo que hago y por lo que dejo de hacer. Yo sí uso calefacción y la seguiré usando cuando sea necesario, y que se olviden todos de que pague nada por mis presuntas emisiones de CO2. El otro piso era lo suficientemente cálido como para no necesitar usarla, pero este no: no lo siento si a alguien le molesta que no quiera pasar frío y que deje que lo pasen mis hijos. Yo sí me ducho con agua fría, hasta que sale la caliente cuando me aclaro; pero mis niños no se van a bañar con agua fría, porque no les gusta nada y chillan como condenados con el agua fría. Tengo cubos de basura para reciclarlo todo, aunque no espero el Nobel de la Paz o la Creu de Sant Jordi por ello. Y así sucesivamente.
Supongo que la ministra viajó primero en avión y luego en coche oficial, como todas las delegaciones oficiales, con su aire acondicionado y calefacción, bien comodita, a este festival del buen rollo y las mejores intenciones. Edificios oficiales con todas las luces encendidas de noche. Pero lo mejor son los clásicos de siempre: las farolas encendidas en pleno mediodía (casi todos los días las veo). Por cierto, esos gastos –y muchos otros- los pagamos con nuestros impuestos. ¿Por qué no empiezan ahorrando ellos, por qué no dan el ejemplo de buenas prácticas que nos piden a los demás?
Que les den a los paladines de lo políticamente correcto. No necesito ni acepto sus lecciones de honradez de manual jipijapiflower.
(Banda sonora: Mil espejos - Nudozurdo)
7 comentarios:
El camino de enmedio...
o marte.
Pero aqui los que van a pringar ya se sabe quienes son.
En el fondo, es lo de siempre.Tenemos unos politicos autenticamente "naÏfs", en castellano de toda la vida : unos aficionados sin ningún criterio minimamente documentados.Es ese tipo de gente, que después de una buena comida en un restaurante de cinco tenedores, y con sobremesa de licores pagada con tarjeta del ministerio, te dán sú opinión sobre el cambio climático, sobre la liga de fútbol y hasta clases de teologia si hace el caso.
Por nó hablár de los pseudoecologistas de salón que proponen soluciones irrealizables y de ciencia ficción.
Hay que hablár con los yanquis, ahora que están vaciando Guantanamo iguél hay un hueco para "archivar" a esta banda de parásitos lejos de las camaras y los micrófonos.
Hay un antiguo aforismo que dice :
"Si no tienes nada bueno que decír, mejór callate".
Parece que el camino de enmedio es un mito, no existe porque nadie lo toma.
"Si no tienes nada bueno que decír, mejór callate".
Eso va contra el manual de buenos principios del político actual.
Pobres señores los que nos gobiernan, menuda confusión más tonta: "Señores, los que votamos somos NOSOTROS, ustedes están para encontrar las soluciones y aplicarlas"
Si es que...
Totalmente de acuerdo en lo del manuál del politico contemporaneo, la clave es salir sea como sea en los medios.
Aplican la lógica del "Rebuzno, luego existo, y me saca Gabilondo en sú noticiario".
Como decia el gerente de Camera Café : "Gentúza, a la puta calle todos".
"Gentúza, a la puta calle todos".
Noooo!, més gent a l'atur nooooo!!!
ustedes están para encontrar las soluciones y aplicarlas
Me temo que actualmente, más que encontrar las soluciones, no hacen más que generar nuevos problemas. Y encima los platos rotos los pagamos nosotros.
Lo malo es que hoy salir en los medios significa corrupción, clientelismo, ineficacia, incompetencia o, en el mejor de los casos, tedio (vease a Montilla pidiendo disculpas por lo de Santa Coloma). Joé, ¿no pueden salir por hacer algo bien?
Coi, sí, dona, a l'atur tota aquesta colla de paràsits que se'n diuen "polítics". O millor, que treballin, així sabran el que costa guanyar-se la vida honradament.
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