No, no quiero ser guay. Sí, sí es una declaración de principios. Pero es una declaración tramposa, para qué negarlo, forzada por las circunstancias. Como sé que nunca seré guay (porque nunca lo he sido), la mejor postura -o la más cómoda- es la contraria: rechazar lo que uno sabe no puede ser.
Si algo se aprende con los años es a no forzar ciertas situaciones: uno no puede pretender ser lo que no es o lo que no puede llegar a ser. Tal vez podrías engañar a los demás cierto tiempo, pero al final todo te explota en la cara. A algunos a lo mejor les funciona. Son buenos actores. Sus escrúpulos desaparecen con el tiempo. Incluso pueden llegar a sentirse cómodos representando un papel. Yo no. No sirvo para eso, igual que no sirvo para tantas otras cosas.
Cada vez me cuesta más seguir una línea recta. Por eso hace tiempo que dejé de formar parte de la tropa. Pero como guerrillero tampoco he encajado. Ahora soy un francotirador. Eso me permite (y obliga) ir por libre, no tener que dar explicaciones, no esperar nada de nadie (y que nadie lo espere de mí). Como todo, debes pagar un precio y no ser guay implica que las sillas de tu alrededor comienzan a quedarse vacías y no se ocupan, que debes seguir tu camino aunque sea un trayecto solitario (que lo es). Nadie dijo que no ser guay molara. Al contrario, no ser guay es como ir por la calle embutido en uno de esos antiguos trajes de buzo, con su escafandra y las botas de plomo.
Sí, lo admito: me gustaría ser guay. Sería lo fácil, lo más agradecido. Tendría que intentarlo, pero sé que sería una empresa fallida. No valgo.
Si algo se aprende con los años es a no forzar ciertas situaciones: uno no puede pretender ser lo que no es o lo que no puede llegar a ser. Tal vez podrías engañar a los demás cierto tiempo, pero al final todo te explota en la cara. A algunos a lo mejor les funciona. Son buenos actores. Sus escrúpulos desaparecen con el tiempo. Incluso pueden llegar a sentirse cómodos representando un papel. Yo no. No sirvo para eso, igual que no sirvo para tantas otras cosas.
Cada vez me cuesta más seguir una línea recta. Por eso hace tiempo que dejé de formar parte de la tropa. Pero como guerrillero tampoco he encajado. Ahora soy un francotirador. Eso me permite (y obliga) ir por libre, no tener que dar explicaciones, no esperar nada de nadie (y que nadie lo espere de mí). Como todo, debes pagar un precio y no ser guay implica que las sillas de tu alrededor comienzan a quedarse vacías y no se ocupan, que debes seguir tu camino aunque sea un trayecto solitario (que lo es). Nadie dijo que no ser guay molara. Al contrario, no ser guay es como ir por la calle embutido en uno de esos antiguos trajes de buzo, con su escafandra y las botas de plomo.
Sí, lo admito: me gustaría ser guay. Sería lo fácil, lo más agradecido. Tendría que intentarlo, pero sé que sería una empresa fallida. No valgo.
(Banda sonora: Along the Wire - Lawrence [Superpitcher remix])
6 comentarios:
No querer ser guay es una manera de ser guay... es que no es fácil mantenerse al margen :D
Pues tener blog es bastante guay, no?
Ser guay sería lo fácil... pues no si se lo dice así a los guays... :p
Maldición, ¿también es guay no ser guay? Al final tendré salvación y todo...
Si tener blog, estar en facebook, twitear, etc., es guay, apañados vamos.
Es verdad, sí, por eso hay tan pocos guays. En realidad, lo fácil sería intentarlo, conseguirlo es harina de otro costal.
Cada vez me cuesta más seguir una línea recta
La beguda, Manu...la beguda... :-P
A veure, jo primer necessito una deficinió consensuada de què carai és ser "guai". Després podré opinar sobre si és guai ser guai, si es pot arribar a ser guai i quin coi de gràcia té ser guai.
Fins llavors, m'abstinc per "prescripción médica"
"Cada vez me cuesta más seguir una línea recta"
Consulta al otorrino/neuròleg...que encara ets jove!! ;p
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