¡Banzai!

De sobras es conocido que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. No sé, debe tener su encanto caerse. Tal vez no. Simplemente se trate de que no podemos evitar seguir ciertos caminos que nos llevan a la (auto)destrucción. Como en la película basada en la Carga de la Brigada Ligera, avanzamos hacia el desastre sin plantearnos las consecuencias, convencidos de lo que hacemos, con la cabeza alta y una sonrisa en la cara. No en vano, esa forma de inmolarse también cuenta con su épica.

El camino de la construcción personal a veces se edifica sobre sucesivas destrucciones. Te caes y te levantas, te caes y te levantas... No suele ser algo premeditado, por lo general desearías ahorrarte los malos tragos, pero -insisto- no lo puedes evitar porque tomas las decisiones que crees correctas, aunque luego se demuestre el error. Temerario, tonto, llámalo como quieras.

Como cantaba Fito, a veces nos enganchamos a "la más guapa y a la menos buena". Bien, lo de la más guapa tampoco tiene que ser literal, aunque sí nos lo parezca a nosotros. En su momento le previne sobre aquella relación. Una vez nada más, de manera tangencial, en temas íntimos no me entrometo si no me dan vela en el entierro. Sin embargo, cual príncipe de cuento, ahí estaba él, dispuesto a meterse en la cueva del dragón. Cuando alguien está tan convencido no puedes sino apoyarle en su decisión y cruzar los dedos, rogando que seas solo un mal pensado.

Volvió como los restos desmadejados de un naufragio, empujados hasta la orilla por la marea. Conozco esa mirada, reconozco las heridas que dejan esas caídas por mucho que se intenten ocultar. En ocasiones somos como mariposas que vuelan en pos del fuego. Y cuando revoloteas en torno a las llamas, tarde o temprano te quemas. Así que no insistí. Cada uno se desahoga como mejor le conviene. Solo te queda estar ahí, disponible, por si quiere aligerar la carga. O simplemente, para que sepa que le entiendes, para animarle.

La vida sigue. Uno debe lamerse las heridas para que cicatricen antes de la siguiente caída.

(Banda sonora: Remember Me - British Sea Power)

Graceling

Después de leer "Los juegos del hambre" decidí seguir probando con la novela juvenil. Hoy le toca a "Graceling", la enésima aventura fantástica ambientada en un mundo medievaloide, el de los 7 reinos. Katsa es sobrina del rey y tiene la gracia de matar, es casi invencible, por lo que todo el mundo la teme. Máxime cuando su tío la usa para castigar a todos los que osan enfrentarse a él o simplemente le disgustan. Pero ella, con su primo el heredero y unos cuantos fieles, ha creado una especie de resistencia para luchar contra las injusticias. Así, rescatarán a un anciano noble de otro reino, encerrado en el castillo del reino vecino. Eso les llevará a investigar los motivos del secuestro, descubriendo un peligro capaz de amenazar la paz en los 7 reinos.

Katsa, que ya es una joven a punto de abandonar la adolescencia ha arrojado la toalla ante la incomprensión de los demás, debido al miedo que su poder les produce. Eso será hasta que conozca a Po, nieto del noble secuestrado. Él también tiene una gracia muy especial. Eso hará que ambos se unan, que aprendan a superar sus propios miedos, y a que Katsa se vaya volviendo más "humana" y descubriendo su auténtico lugar en el mundo.

Escritura funcional, la novela se desarrolla a modo de thriller para descubrir a los secuestradores, debiendo para ello viajar por varios reinos hasta dar con los culpables. Realmente no le supe encontrar la gracia al libro en cuestión.

Primero, cómo no, de una trilogía, con éste yo ya he cumplido.



Graceling; Kristin Cashore; Roca juvenil; 2009; traducción de Mila López Díaz-Guerra; 394 páginas.

(Banda sonora: Seven Nation Army - The White Stripes)

¿Cuál es el problema?

Que después de sentarte, lo primero que haga el médico sea preguntarte "¿cual es el problema?" da que pensar.

Pensar que me debo estar haciendo mayor.

(Banda sonora: - )

Pecholobo

Qué bonito resulta viajar en metro. Como un safari. Urbano. Volvía del trabajo, en pleno invierno, y un señor iba descamisado. Si se desabotonaba otro botón ya se le vería el ombligo, vamos. Una visión espantosa, puedo dar fe. Incluso espeluznante. Y en invierno. La ventaja que tiene ser miope consiste en quitarte las gafas y automáticamente difuminar la realidad. Aunque tampoco es eso, ¿no?

Resulta admirable su falta de vergüenza. Yo no podría. Soy demasiado pudoroso -y consciente de mi deplorable aspecto- para exhibir mis carnes fuera de lo que es una playa, territorio donde esos errores de la naturaleza pueden mostrarse libremente y sin demasiado cargo de conciencia (o mi terraza). Pero todo tiene un límite, creo yo. Tal vez estuviera muy orgulloso de sus lorzas, lo cual resulta todavía más loable, ¿pero es necesario compartirlas con los demás? Sí, en una chica posiblemente no me escandalizaría tanto (es un decir, por supuesto), si bien es cierto que en verano a más de una también deberían prohibirle vestir un top.

Soy un intolerante. ¿Acaso solo los guapos y las guapas tienen derecho a lucir sus cuerpos serranos? ¿Los feos no podemos reivindicar nuestras anatomías? En realidad tendría que admirar esa falta de complejos, no sé si por estar a gusto consigo mismo o por simple pasotismo. Y no, no se trata de no aceptarse tal cual es uno, sino -precisamente- de aceptar sus condicionantes.

Visto lo visto, le recomendaría al amigo pecholobo para el próximo Carnaval disfraces de legionario, gladiador, hombre-lobo, es decir, acordes con sus pectorales. Uno tiene que aprender a sacarse el máximo partido.

(Banda sonora: Darkest Dreaming - David Sylvian)

Mi teoría de la relatividad

Hay que aprender a relativizar, a tomarse las cosas con filosofía, a no darle más importancia de la que realmente tiene. Hay que intentar ver el lado positivo de las cosas, porque si no está en tu mano cambiarlo al menos que te escueza menos. Hay que pensar más en lo que tú quieres y menos en lo que los demás esperan de ti.

Porque (casi) todo es relativo. ¿O no?

Aummmm...

(Banda sonora: Friend of the Night - Mogwai)