Seguimos con más preguntas y muy pocas respuestas. Reflexiones un tanto irreflexivas de unos sujetos evidentemente poco reflexivos. Porque cuando todos piensan igual, nadie piensa.
La crisis, la crisis… no tiene fin…Y no hay sector que no se vea afectado. Bueno… que no decaiga el ánimo. Ante la crisis, hay que sacar pecho (aunque sea pequeño o caído). Quién nos iba a decir que una de las consecuencias de la crisis seria la reivindicación de “lo natural”…al menos hasta que los bancos vuelvan a soltar pasta.
Por cierto, aquí pueden leer una interesante interpretación de la noticia.
(Banda sonora: Cigarrettes and lies - Gabriella Cilmi )
Queridas/os miembras y miembros, un juego: a ver si encontráis en esta página del BOE un trabajo "especial" y, a riesgo de ser calificado de machista, para féminas. La solución, si no lo encontraráis, al final del pdf.
¿No lo encontrastéis? En el apartado del Cabildo de Tenerife, dos plazas de Auxiliar de Lencería. ¿Qué es una Auxiliar de Lencería? ¿Funcionarias pa'qué?
(Banda sonora: You belong - Hercules and Love Affair)
Cristina y Juanma ya han firmado su contrato. Y en Barcelona Blues queremos darles nuestras más sinceras felicitaciones (y no sólo porque nos han invitado a la Boda Roja, faltaría más).
Les deseamos que “les vaya bonito”. Les aseguro que se lo merecen: ¡por buenos, por majos y porque se lo han ganado!
Un brindis a su salud: ¡Que vivan los novios!
(Banda sonora: Love is in the air - John Paul Young )
Se entregará un libro y una tapa por cada media botella que se consuma. ¡Toma! Solo una tapa para trasegar media botella de vino me parece poca ayuda. Debería ser, como es en esas tierras como dios manda, una tapa por vaso. Eso sí, a mí que nadie me pida que después de pimplarme media botella me dediqué a otra de mis sanas aficiones, la lectura.
No se anuncia la relación de títulos seleccionados. ¿Importa? No creo que ese sea gran inconveniente para los seguidores de Baco ni sé si realmente les interesa la oferta cultural incorporada al bebercio. La pregunta es, ¿por qué en reciprocidad las librerías no regalan con la compra de un libro una bebida espiritual o con algunos grados? Algunos libros necesitan de cierta ayuda para tragarse.
Nuestra decadencia no es económica, sino moral, y se emite a todas horas por televisión. Hemos sido vencidos por la vulgaridad. Moriremos elegantes, vestidos a la última moda, pero vacíos e idiotizados por dentro. Oliverio Toscani
Hacer zaping es una actividad enriquecedora: La visión fragamentaria te permite acceder a más basura que si te concentras en un único pestiño. Gracias a tan noble invento descubrí en TV3 la peli "Dos sonats i molt revolts" (The dukes of hazzard). Al mismo tiempo, en la otra tele pública, TVE, emitían otra joya del séptimo arte, "Time Cope 2: la decisión de Berlín". Pa'tirar cohetes, vamos.
A lo que iba. La trama consiste en dos palurdos intentando evitar que conviertan su granja en una mina. Lo realmente interesante es una de las protas, una rubia de muy buen ver. En cuanto se queda en bikini o le da por asomar chicha todos los hombres, jóvenes o viejos, civiles o policías, pierden el oremus por ella y se convierten en sus peleles.
Ya sabemos que el cine juega con los tópicos y los exagera. Pero realmente, ¿los exagera? ¿Las mujeres suelen aprovecharse de sus encantos femeninos? ¿Son capaces de manipularnos con tanta facilidad? ¿Somos los hombres tan simples como parecemos? ¿La testosterona puede anular temporalmente nuestra capacidad de raciocinio?
¿Preguntas retóricas? Yo solo las contestaría delante de mi abogado.
La ley del trueque: “Tú tienes una cosa que yo quiero y yo quiero una cosa que tú tienes”.
Simple…y más antiguo que… (y van los científicos y se sorprenden).
Y como siempre, me quedo con una frase, en este caso la última: “Sin embargo, Gomes no ha querido comentar ningún paralelismo con las sociedades modernas”.
En principio, parece incompatible juventud con conservadurismo, pero los datos muestran cierta tendencia hacia ello. Bueno, la "juventud", como entidad intangible, no es algo coherente, ni tolera bien las generalizaciones. Ahí quedan los datos.
Estamos en crisis. Pero parece ser que sólo algunos. Si no, pasen y vean este hotel recientemente abierto. Surrealista… A ver… Que a mí me gustan muchos los animalitos. ¡Pero nunca me he gastado eso en una habitación de hotel para mí, ¡leñe!
Y digo yo que si lo inauguran será que hay mercado. Locos… estamos todos locos…
(¡Y para qué quiere un caniche una cama king size!)
Hablar mucho de uno mismo puede ser un medio de ocultarse. Friederich Nietzsche
Si por la calle soy el hombre invisible, en el trabajo me transformo en el hombre cafre. Curioso para un tímido como yo, ¿verdad? En realidad es la única máscara, aparte de la original, que uso.
Se trata de mi último destino, antes no me comportaba así; era, simplemente, invisible. Primero, intentaron "de buen rollo" colarme una faena de otros, a lo que me negué taxativamente. Dios dijo hermanos, pero no primos. No voy a hacer algo para lo que pagan a otro, para que éste se dedique a tocarse las narices. ¡Faltaría más! Segundo, y el verdadero detonante, las hordas de cenotriousuarios que debía soportar (ahora ya solo de forma colateral). Nunca he tenido paciencia, y la conjunción de imbecilidad, malos modos e ignorancia supina de aquellas hordas no contribuyó a que formara y mostrara un espíritu zen.
Afortunadamente, como apuntaba, ya no estoy en el ojo del huracán. Menos mal, porque cuando uno empieza a semivacilar a la gente (a los que se lo merecen, por supuesto), es síntoma de que algo está fallando en sus circuitos neuronales: esa no debe ser la forma de comportarse, ¡pero yo nunca pedí que me pusieran cara al público! También tenía su lado positivo: era el pararrayos. Cuando venía algún gili lo ventilaba (y aún ventilo a alguno) sin miramientos, no como los otros, que se achantan y casi les falta disculparse. Para esto no tengo vergüenza y, encima, me sobra mala leche.
Soy un profesional. No hago distinciones. No perjudico a nadie, pero no hago excepciones salvo causas muy, muy justificadas. Ya me pueden venir suplicando, lloriqueando, cabreados, zalameros, me da igual. Las reglas son iguales para todos y yo no doy preferencia a nadie (hacer excepciones implica que varias personas pringuen más, y por ahí no paso).
¿Que qué dicen mis compis? Pues como en el fondo son unos buenazos y, además, les sirvo para hacer de poli malo, ya aceptan mis salidas de tono como algo normal. Y, aunque a veces les cueste más reconocerlo, porque les suelto verdades como puños, no políticamente correctas ni reglamentarias. Ya se sabe que las normas van por un lado, y la realidad por otro. Yo intento que nos vayamos acercando a la realidad, pero los de arriba... ay, menuda pandilla de...
Aunque, ¿y si la auténtica máscara fuera la de tímido y mi verdadero yo es el cafre?
Pues sí, la foto del anuncio promocionaba a L'Unità, la histórica cabecera que había sido el diario oficial del PCI y fundada por Antonio Gramsci. Campaña, qué casualidad, del omnipresente Oliviero Toscani. Acabáramos.
Así, a bote pronto, piensas, vale, tal vez sirva para que alguien pique y lo compre. No sé, ciertamente, hasta qué punto los compradores de prensa masculinos son susceptibles a ese tipo de encantos, más proclives en otro tipo de publicaciones. Tal vez se guíen por la línea editorial o ideológica del periódico, de la calidad de sus contenidos. ¿Acaso los lectores del El Mundo se pasarían a El País, o viceversa, si se promocionaran con este tipo de anuncios? ¿Es posible que personas no lectoras habituales de prensa cedan a sus más bajos impulsos lectores por mor de esta publicidad?
Ya no sé si calificar esto de machismo. Lo único seguro es que pretende llamar la atención, objetivo primordial de toda campaña publicitaria. Y lo consigue. Un diario presuntamente de izquierdas (o que lo fue) saca a una mujer en minifalda para animar sus paupérrimas ventas. Según la directora del rotativo: "No me parece bien que se use la imagen de una mujer para vender por ejemplo coches. Pero en este caso me parece perfecto". Evidente, cuando lo hacen los demás está mal; cuando somos nosotros, se trata de una buena causa: sobrevivir.
Yo, como voy a contracorriente, lo tengo claro: el día que mi periódico empiece a dar este tipo de tumbos, lo dejo. Que yo soy gente seria, rediez.
Como no podía ser de otra manera, yo sigo todas las festividades religiosas... siempre que sean fiesta laboral. Por eso, en aras de la multiculturalidad y el buenrrollismo, y en contra de la productividad y competitividad patrias, propongo solemnemente que se eleven -no a los altares- a festividad laboral las principales conmemoraciones religiosas del culto que sean.
Más que la Iglesia (¿véis?, yo también estoy aprendiendo a manipular los "titulares" de las entradas del blog), se trata de las declaraciones de uno de sus miembros, que propone marcar a los gays con tatuajes advirtiendo su condición. ¿Iglesia, paz, amor, fraternidad, caridad? En este caso, muy poco de eso. Ojo, que el religioso es el capellán de la Bolsa de Londres. ¿Una Bolsa necesita capellán? En fin... ¿Le habrán trastornado las hipotecas subprime, los bancos británicos nacionalizados? Tal vez esté en estado de shock porque tema quedarse sin trabajo con la crisis.
A estas alturas de la película, resulta ocioso recordar quién y cómo etiquetaba a otras personas antes de exterminarlas. Sinceramente, no entiendo en qué tipo de mente enferma puedan caber tales ideas, y ya no digo encima publicitarlas. Curiosa iniciativa. ¿Podemos aplicarla a la inversa? ¿Podemos tatuar también a los sacerdotes pederastas y violadores? Actividades, recordemos, tipificadas en el Código Penal. Una cosa es la moralidad y otra cometer delitos.
Claro que la gilipollez no distingue de religiones. Ojo a esta perla: clérigo saudita quiere que las mujeres musulmanas usen parche en un ojo. Para que no provoquen a los pobrecitos hombres. Si es que se visten como ... con esos chadores. Y qué decir de la fatua marroquí que avalaba casarse con niñas de 9 años porque eran más preferibles -sexualmente- que las de 20. ¿Por qué tendrán tal obsesión con el sexo?
¿Son reales estas noticias? ¿En qué mundo vivimos?
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