Pecholobo

Qué bonito resulta viajar en metro. Como un safari. Urbano. Volvía del trabajo, en pleno invierno, y un señor iba descamisado. Si se desabotonaba otro botón ya se le vería el ombligo, vamos. Una visión espantosa, puedo dar fe. Incluso espeluznante. Y en invierno. La ventaja que tiene ser miope consiste en quitarte las gafas y automáticamente difuminar la realidad. Aunque tampoco es eso, ¿no?

Resulta admirable su falta de vergüenza. Yo no podría. Soy demasiado pudoroso -y consciente de mi deplorable aspecto- para exhibir mis carnes fuera de lo que es una playa, territorio donde esos errores de la naturaleza pueden mostrarse libremente y sin demasiado cargo de conciencia (o mi terraza). Pero todo tiene un límite, creo yo. Tal vez estuviera muy orgulloso de sus lorzas, lo cual resulta todavía más loable, ¿pero es necesario compartirlas con los demás? Sí, en una chica posiblemente no me escandalizaría tanto (es un decir, por supuesto), si bien es cierto que en verano a más de una también deberían prohibirle vestir un top.

Soy un intolerante. ¿Acaso solo los guapos y las guapas tienen derecho a lucir sus cuerpos serranos? ¿Los feos no podemos reivindicar nuestras anatomías? En realidad tendría que admirar esa falta de complejos, no sé si por estar a gusto consigo mismo o por simple pasotismo. Y no, no se trata de no aceptarse tal cual es uno, sino -precisamente- de aceptar sus condicionantes.

Visto lo visto, le recomendaría al amigo pecholobo para el próximo Carnaval disfraces de legionario, gladiador, hombre-lobo, es decir, acordes con sus pectorales. Uno tiene que aprender a sacarse el máximo partido.

(Banda sonora: Darkest Dreaming - David Sylvian)

6 comentarios:

acolostico dijo...

Para mi el problema es la superficie de sudor expuesta, y que se acerque...

Menos enseñan, y más las prohibiría ir en el metro a muchas señoras tan tapadas como maleducadas...

Pepi Toria dijo...

Celebro que la gente no tenga complejos. Ahora, existe un abismo entre no tener complejos y no tener buen gusto, por el amor de Dios! que uno va recién desayunao!

manu dijo...

Las distancias, siempre, es la ventaja de ser un asocial como yo.

Uf, el metro, the lost world, anda que no se ven cosas peculiares allí.

manu dijo...

Un abismo abismal. Yo sí tengo complejos y gusto, bueno, un poco extraviado, creo...

Anna dijo...

Com apunta el sr. acolostico, ja no és un tema d'exhibicionisme. És un tema d'higiene. Tocar superfícies suades per algú altre no és la il·lusió de la meva vida, precisament.

I per més "stupendes" o "stupendus" que estiguin, tampoc m'entusiasma veure guiris en banyador al metro. Sincerament, no cal, no cal...

Replicant dijo...

No us explico el que 'es veure cada dia, per feina, uns quants -pecholobos d-aquests...