Los juegos del hambre

La vida es chunga. Catnip es una adolescente que debe cuidar de su madre y su hermana pequeña. Por eso se arriesga a que la capturen como cazadora furtiva con su amigo Gale. La -relativa- tranquilidad termina cuando llegan a la ciudad los emisarios del Capitolio, el gobierno dictatorial de los 12 distritos. Hay que elegir a los dos candidatos, chico y chica, que representarán a este distrito en los septuagésimocuartos juegos del hambre. Hambre, sí, porque cada distrito está especializado en un aspecto productivo, y lo que los une a todos son el hambre y las privaciones que sufren para que el Capitolio goce de todo tipo de lujos y prebendas. Cuando sale el nombre de su hermana pequeña, Catnip decidí salir por ella. Tal vez tenga una oportunidad, algo que no tendría una cría de doce años.


Ella y el otro chico elegido, deberán viajar al Capitolio para participar en los Juegos. Viajarán con ellos un hombre, el único ganador que ha tenido su distrito, y una mujer, una especie de relaciones públicas, ambos con el objetivo de prepararlos para lo que les espera y conseguirles patrocinadores que les apoyen durante los juegos, el espectáculo televisivo del año, algo que -quieran o no- deben ver todos los ciudadanos. A partir de ahí comenzará una lucha a muerte entre los veinticuatro participantes. Solo puede ganar. El que gane dejará la miseria para siempre para convertirse en alguien rico y famoso. Pero ella es una rebelde y no está dispuesta a plegarse por el sistema.

El argumento en sí es todo menos novedoso. Varias películas ("Battle Royale", por ejemplo) y alguna novela ya tocan el argumento de todos contra todos, y el que quede se lo queda todo. Es más, el final lo podemos predecir. Entonces, ¿qué gracia tiene esta novela? Porque tenerla, la tiene. Pues la descripción del mundo surgido tras una hecatombe, un poco y salvando las distancias, con la serie "Jericho", en el que tras un atentando nuclear el establishment crea una dictadura con apariencia de democracia y cambia las reglas del juego. Y, sobre todo, atrae lo que se intuye, o más bien, sus implicaciones, máxime cuando sabemos que ésta es la primera de una serie de tres novelas. Además, Suzanne Collins, sabiendo que nos imaginamos cuál es el destino final de la protagonista, le da al asunto un par de vueltas de tuerca que consiguen sorprender.

Sí, es una novela juvenil, pero no por ello deja de ser recomendable su lectura.


Los juegos del hambre; Suzanne Collins; Molino; 2009; traducción de Pilar Ramírez Tello; 396 páginas.

(Banda sonora: Skeleton Boy - Friendly Fires)

3 comentarios:

acolostico dijo...

Ummm, no me llama, pero si dice que esta bien...

ültimamente me cuesta encontrar ese libro que de primeras te llama...

Anna dijo...

Molt apocalíptiques les pel·lis i les lectures últimament, no?

Sr. acolostico, si un llibre el crida, jo li puc recomanar un parell d'especialistes que li poden solucionar el problema.
(a mi m'ha funcionat. Ja fa temps que el diccionari Fabra no em parla. Tranquil·la que estic, tu.. :-P)

Pepi Toria dijo...

Una novela de adolescentes sin ningún vampiro? pero qué es esto? estamos perdiendo la cabeza o qué?