Scroogenomics

La televisión es una inagotable fuente de sabiduría. Gracias a ella descubro a un señor, autor de un libro con el título que hoy encabeza este post. Va sobre los regalos absurdos de Navidad y su desmesurado impacto económico. Se despilfarran en Navidad unos 16.000 millones de eurazos en regalos que sientan como una patada en el hígado a sus infelices receptores (al menos al 50% de los españolitos).

Igual que hay amores que matan, a veces resulta preferible que no nos regalen nada antes que regalarnos ciertas chorradas. ¿Por qué la gente se empeña en hacer regalos por compromiso? ¿Por el temor a quedar mal si no ofrece nada? ¿Por el miedo a no recibir regalos a su vez? Pues no sé qué decir. Para mí resulta peor regalar una cagarruta, ese regalo que no sabes dónde meter o que solo sacas del fondo de un baúl cuando viene su perpetrador (y a veces ya ni eso), que no regalar nada. Demuestra que poco sabes de la otra persona cuando le das algo que él no se compraría ni en un millón de años. Pero claro, vivimos en la sociedad del paripé y lo políticamente correcto.

Como me gustan los libros y tengo un librería repleta, ¿qué mejor que regalar a este tontaina un libro? Pues NO. Por favor, no. Estoy harto de libros que no me leeré nunca (alguno realmente infame. Creo que escriben libros específicamente para ser regaldos, ergh). Es que a mí me gusta leerlos, no amontonarlos solamente en una estantería. Por eso siempre cruzo los dedos para que, aparte de Sant Jordi, no me regalen libros (aunque estas Navidades han acertado de pleno). Total, si no conocen mis gustos, sería un milagro que con toda la oferta que hay se acierte. Ya, o sea, que encima soy un cerdo desagradecido. Claro, a mí me encanta ser el malo de la película, no te digo.

Mentiría si dijera que no me gusta recibir regalos. Claro que sí. Pero lo que realmente valoro es el detalle de acordarse de mí, más que el regalo en cuestión. Ese, para mí, es el auténtico regalo. Mis hijos me regalan un dibujo para mi cumple y me parece algo fantástico. Lo hacen de corazón, pues para qué más. Regalar por obligación, por costumbre, porque toca o queda bien, pues no. Por cumpli-miento conmigo no, por favor. No hace falta. De verdad.

Otra maldita costumbre navideña es la del amigo invisible. Siempre que he podido me he escaqueado. Es más, he conseguido ganar adeptos en mi campaña contra el dichoso amigo invisible. Este año no se hizo. El anterior consiguieron enredarme. ¿Qué hice? Tirar por elevación hacia los cerros de Úbeda. Me toco una chica y el regalé ropa interior roja. Un éxito. Mano de santo. Todas querían que les tocara yo al año siguiente (en plan de coña, claro). La verdad, creía que me lapidarían, pero la gente es así de rara. ¿O el raro soy yo?

Quien bien te quiere no te hará llorar. Al menos no con sus regalos.

(Banda sonora: Telepatía - Aviador Dro)

4 comentarios:

acolostico dijo...

La cultura del regalo es algo de lo más extraño... Y luego hay incluso teorías económicas basadas en ello...

Y supongo que ha leido la trilogía de Marte de K.S. Robinson sabe a que me refiero.

Pero si, nada de amigo invisible, y basta ya de calcetines...

En amazon tienen una cosa que es la wishlist, se supone que pones cosas que te gustarían, para que la gente que te quiera regalar sepa que... Pero esa es otra también esta visto mal eso de pedir lo que quieres...

Álex Vidal dijo...

Todas querían que les tocara yo al año siguiente (en plan de coña, claro).

Gigoló :D

Anna dijo...

Per això a casa meva continuem escrivint la carta als Reis. Així no hi ha problemes! tot queda clar.
Manu, queda lleig demanar i dir directament el que vols, potser si. Però de vegades es tracta simplement de donar pistes i comentar coses que t'agraden, home.

Jo continuo pensant que fer regals és bonic. I rebre'ls tb. Ara, no per obligació ni quan se suposa que toca. Però de vegades veus una cosa i penses "això és ideal per tal persona". I fa il·lu, què carai...
I en cas de mala elecció, sempre queda ebay i els "pongos".

manu dijo...

Solo he leído la primera de esa trilogía ;-)
A mí lo que me sorprende es que la gente que en teoría te conoce no sea capaz de dar en el clavo. Por eso, las "insinuaciones", cuanto más claritas mejor.

Gigoló de opereta, of course :P

Sí, sí, jo dono pistes quan m'ho demanen. No falla, mano de santo, tu.
Sí, evidement, a qui no li agrada rebre regals? Només faltaria :)