Cuestión de genética

Creo que siempre, desde este blog, he alabado el buen corazón de mi hija. No es pasión de padre. Ella es muy buena persona para lo pequeña que es. Como nos dijo varias veces su señorita en la tutoría: “teniu una filla molt maca”.

Estoy orgulloso de que sea tan amable, cariñosa y comprensiva con sus compañeros. También que mantenga comportamientos adultos y razonables para su edad, según su señorita. Y, por supuesto, que sea extrovertida y de buen trato con el prójimo.

Eso sí, en casa aprovecha para sacar su genio y sus defectos (pero estos no los pienso publicitar; los trapos sucios se quedan dentro de casa), pero ¿quién es perfecto? Yo menos que nadie. No negaré que me sorprende, y mucho, que pueda salir una personita tan buena de un tipejo como yo, el Abominable Hombre de Barcelona.

A veces la genética nos favorece con estas mutaciones afortunadas.

(Banda sonora: Explosions - The Mary Onettes)

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