Yes, I can

Sí, esta es la segunda vez que utilizo la etiqueta de autobombo (la primera fue en el fenecido blog original, r.i.p). Sí, lo conseguí. ¡Aprobé!

No soy de los que suelen festejar los triunfos... porque apenas los hay en mi caso. Acostumbro a flagelarme desde estas páginas porque me lo merezco, no por masoquismo. De manera que en esas escasas ocasiones que hago alguna cosa bien, aunque sea por casualidad, o me sale el tiro por donde debe y no por la culata, pues tampoco está de más celebrarlo.

Al menos el sacrificio sirvió para algo positivo. Ya he guardado los apuntes. No, no los voy a tirar. Todavía queda una última prueba, aunque sea de puro trámite.

Menudo peso me he quitado de encima.

(Banda sonora: La Piedra Redonda - El Ultimo de la Fila)

El último Dickens

Si hay unos libros que me tiran de espalda son todos aquellos cuyo título contiene las palabras “código, enigma, clave” o similar asociadas a un nombre famoso –y preferiblemente histórico- Da Vinci, Dante, Gaudí, etc. Sinónimo de novela que tratará de una espeluznante conspiración, oculta por las fuerzas del mal, y resuelta gracias a los desvelos del sufrido escritor. Por eso, cuando vi la palabra Dickens en el título tuve mi momento de duda.

Sin embargo, es un libro que trata sobre otro, “El misterio de Edwin Drood”, la última novela de Charles Dickens, inconclusa a causa de su repentina muerte. A partir de esa premisa, Matthew Pearl nos transporta alternativamente de la búsqueda de la clave que permita descubrir cómo pensaba acabar el autor la citada obra por parte del editor americano, a la última y azarosa gira de Dickens por los Estados Unidos para realizar lecturas de sus novelas, además de contemplar los avatares de su hijo Frank como policía colonial en la India. Pues bien, todos esos “saltos” y distintas peripecias nos irán arrojando poco a poco las pistas para encajar las piezas dispersas de ese puzle que en principio no parece tal.

A pesar que la trama transcurre hace más de 125 años, y el autor sabe encajar curiosos detalles de la vida de la época en los “salvajes” Estados Unidos, encontramos abundantes paralelismos con la actualidad. Dickens representa el star system de la época, moviendo a masas de fans a su paso, generando fortunas con cualquiera de sus actividades. Y su obra como fenómeno literario único, al igual que pongamos por caso la obra de Stieg Larsson o los libros de Harry Potter, pues consigue que lean sus libros gente que no lee nada más que los mismos. Los problemas de la propiedad intelectual y el pirateo, ya que los EE.UU. no reconoce dicha propiedad y se copian y roban con descaro los éxitos literarios europeos. El tráfico y consumo de drogas, en este caso el opio, del que preteden los británicos el monopolio del comercio con China e imponen su cultivo en la India, pero que resulta imposible de controlar y existen mafias dedicadas a traficar.

Bien escrito, de ritmo ágil, resulta de lectura amena.

El último Dickens; Matthew Pearl; Alfaguara; traducción Manu
Berástegui; 2009; 500 páginas

(Banda sonora: Polaroids - Glissando)

Predicando con el ejemplo

Lo siento. Antes escribía posts un poco más alegres, de música, con chorraditas y videos... Supongo que estoy en una fase oscura, sí, desde hace bastante. Por eso hablo demasiado de política, un tema que antes trataba muy poco. Pero es que me encienden. Sobre todo cuando me exigen cosas que ellos mismos no se aplican.

Resulta ocioso hablar más de los malversadores, defraudadores y expertos en cohecho que campan en la política. Actividad, según la consellera de Justicia de la Gene, la más honorable que puede haber a pesar de las manzanas podridas. Ya. El problema, por lo que parece, no es que haya unas cuantas manzanas podridas, sino que el árbol, desde la raíz, está echado a perder. A lo que iba, que empiezo a divagar (como un político cualquiera, sí). Ahora descubrimos que nuestros representantes no tributan por todos sus ingresos.

Atención, de forma legal, no nos vayamos a pensar que son tontos. Las dietas (gastos de viaje, alojamiento y manutención) están exentas de tributar al IRPF (art. 17.2 de su ley). Así que los amigos juegan con qué parte del sueldo se etiqueta bajo ese epígrafe para librarse de tributar. No es ninguna tontería. Puede escapar del fisco entre el 20-30% de sus ingresos, que no son de 1.000 ni de 2.000 euros mensuales precisamente.

Con ejemplos. Los diputados catalanes rasos, del Parlament, tienen un sueldo de 43.698 euros anuales. A los que hay que añadir, ojo, entre 21.000 y 30.000 en dietas, que no tributan. Diputados y senadores cobran un sueldo similar y entre el 21 y el 36% son dietas. Del sueldo mensual de un diputado autonómico gallego, 4.300 (ya me gustaría cobrarlo y tributarlo todo), el 49% son dietas.

A sí me gusta. Que me suban los impuestos, justo lo contrario de lo que recomienda la OCDE para salir de la crisis, señor Zapatero. Que me pidan que me apriete, aún más, el cinturón. Mientras, los que me aprietan las tuercas las llevan completamente sueltas.

Como siempre, una cosa es predicar y otra dar trigo. Y de dar ejemplo, nada de nada.

P.D.: Por cierto, diputados y senadores se garantizan cobrar la pensión máxima con cotizar solo 7 años. Nosotros necesitamos 35 años, y nuestros sueldos no son los suyos. Al menos, el mío no.

(Banda sonora: Young Adult Friction - The Pains Of Being Pure At Heart)

La nueva Bella Durmiente

El cuento de la Bella Durmiente explicado por una niña de tres años. Real, sí, y no, no fue mi hija:

"La Bella Durmiente era una niña que quería un príncipe. El príncipe quería a una niña. Pero como la Bella Durmiente dormía mucho, el príncipe se casó con otra niña. Y cuando la Bella Durmiente se despertó ya no tenía príncipe. Fin."

(Banda sonora: Enero en la playa - Facto Delafé y Las Flores Azules)

Hombre rico, hombre pobre

En esta vista aérea del barrio de Moumbi, en Sao Paulo, a los apartamentos de lujo solo les separa un muro de la favela de Paraisópolis. Curioso nombre para la favela, que tal vez pegaría más a los apartamentos.

¿Cómo se debe ver la vida desde las terrazas de los ricos? ¿Qué se pensará de la vida desde las favelas viendo los apartamentos de lujo?

(Banda sonora: Que nos va a pasar - La buena vida)

Más telebasura emboscada

Parece que existe consenso al calificar como telebasura a los programas del corazón. De cotilleos, no de cardiología, vamos. Sin embargo, yo no lo tengo tan claro. Podría ampliar el el espectro incluyendo a muchos otros que podríamos catalogar como de "telerrealidad". Uno de los mejores ejemplos es "España Directo", de Televisión Española, tele pública por cierto.

Pues bien, anuncian a bombo y platillo un reportaje sobre viviendas a 1 euro. Alucinante, ¿a que sí? Al menos, es lo que pensé yo. A continuación me dije, "dónde está la trampa". Volvieron a anunciarlo más adelante, esta vez bajo el epígrafe de "historia real". ¿Real? ¿Será cierto entonces, pensé? Seguía pegado a la pantalla. Nuevo avance, es en Valencia. Bueno, por 1 euro, aunque sea a 300 km. les compro un piso a cada uno de los churumbeles. Así no tendrán excusa para no independizarse.

Y llega el gran momento. Tras marear un poco la perdiz, enseñan un piso guapo, la verdad. Ahora viene la trampa: 1 euro mensual los 6 primeros meses, luego precio de mercado. A continuación una casa: 1 euro el primer año, y luego 420.000 eurazos. La madre que los parió. Han mentido descaradamente, o manipulado que queda más fino, con tal de que la gente los mire.

La inmobiliaria consigue publicidad gratis, pues al final salía un número de móvil de contacto, y Ejpaña Directo audiencia a costa de hinchar un globo pinchado. Critiquemos a los buitres del corazón, que nosotros, los presuntos periodistas de verdad, también engañamos como el que más, pero de buen rollo, ¿vale?

Manda narices que para estas pamemas haya que estudiar una carrera.

(Banda sonora: Every Little Earthquake - Little Boots)

Evil dead: terroríficamente decepcionado


Desde el verano llevo viendo bastantes pelis. Supongo que me estoy resarciendo, recupero el tiempo perdido. No las suelo comentar aquí porque, la verdad, la mayoría no me parecen nada del otro jueves y tampoco suelen ser novedades. Pero hoy quiero hablar de una decepción, la trilogía “Evil dead”, que lanzó a la fama a Sam Raimi, no entiendo porqué después de haberla visto.

Cuando estrenaron “Posesión infernal”, en el ignoto 81, yo no tenía edad para que me dejaran verla en el cine. Tal vez entonces me hubiera dado algún sustillo, pero ahora los surtidores de sangre me aburren y se nota el aire primerizo en la cinta. Una peli de terror más, nada del otro jueves.

Pero el cabreo llega cuando veo la segunda, “Terroríficamente muertos”. ¡Pero si es casi un calco de la primera! Otra vez parejitas en la casa perdida en el bosque, el dichoso magnetofón que suelta las invocaciones malditas, el puente que se estropea cuando quieren escapar en coche, los árboles que cobran vida, el sótano donde se esconden o encierran a los poseídos, etc. En fin, ante eso, y dado que la vi estirado en el sofá un mediodía después de comer, estuve un par de veces a punto de dormirme. Absolutamente irrelevante.

La tercera, “El ejército de las tinieblas” aporta cierta originalidad tras la decepción de las primeras. Claro que la segunda termina transportando al prota a la edad media de determinada manera, y la tercera –en vez de retomar ese final como inicio, que es lo que tocaba- lo cambia por otro. Alucinante. Otra trampita más del director. Afortunadamente, se nota que a estas alturas Raimi ya tiene más tablas y esa originalidad que decía es el enfoque humorístico de la peli, lo que realmente la diferencia y mejora respecto a las dos primeras. En el debe los efectos especiales: mejoran respecto las dos primeras cintas, pero lo de los esqueletos guerreros lo hacía mejor Ray Harryhausen dos décadas antes.

Al que no las haya visto no se las recomiendo. Y al que las vio en su momento, pues que se quede con el buen recuerdo que tal vez les dejo, pero volver a verlas rompería cualquier antiguo encanto que pudieran guardar.

La anunciada cuarta parte no sé si me atreveré a verla.


(Banda sonora: Te hiero mucho (Historia del amante guisante) - Love of Lesbian)

La mayoría silenciosa

La dictadura de los partidos sobre los votantes es excesiva. Urge regenerar la política o la gente no irá a votar.
Pasqual Maragall, expresident, no se aplicó sus consejos cuando gobernaba

De bien joven sufrí mi primer desengaño con la política: las mentiras de Felipe González para sacar adelante el referéndum de la OTAN. A partir de ahí me dediqué a votar al que creía menos malo. Hasta hoy, cuando he llegado a un punto en el que ese presunto menos malo si no se lleva a casa fajos en bolsas de basura, mira hacia otro lado ante ciertas actuaciones de sus compañeros de consistorio o no las denuncia, o -en el mejor de los casos- se limita a votar lo que ordenan los jerifaltes del partido con tal de seguir ocupando su mullido sillón. Es decir, que ya no creo en nadie.

Vamos, que me he convertido en eso que los expertos llaman un "desafecto". Parece ser que somos muchos. La mayoría formamos parte de eso que también se ha dado en llamar "mayoría silenciosa". Silenciada, debería llamarse en realidad. Porque no es que no pensemos, no opinemos, no tengamos inquietudes. El problema consiste en que los presuntos adalides de la democracia, los políticos y los periodistas (joé, me repito más que el ajo) no nos escuchan. Claro, nosotros no tenemos apellidos con pedigrí (como Millet), ni pertenecemos a la burguesía o a la tan cacareada sociedad civil. Es decir, estamos fuera de los círculos de poder y, por tanto, nuestra opinión para los que mandan vale una m... Es una percepción personal, claro.

Leía un artículo en prensa y me partía de risa. O yo soy tonto, que lo soy, o el periodista no ha entendido de qué va la película. Decía que "por un ladrón de instituciones y media docena de abusones de sus situación de privilegio político, ¿son factores suficientes para para dinamitar la confianza de los electores en sus opciones tradicionales?". Bien, esos son la cresta de la ola, la punta del iceberg. Luego está todo lo que se tapa y los "trapicheos" y abusos de poder cotidianos que padecemos constantemente los ciudadanos por parte de las administraciones. Pero el problema real ¿es el temor a que aparezcan nuevos partidos, algunos incluso de corte autoritario? Y digo yo, ¿lo que deberían hacer no es plantearse eliminar de raíz no solo la gran corrupción, sino también las pequeñas corruptelas que son las que acaban minando la confianza en el sistema? ¿La partitocracia actual es sinónimo de democracia?

Porque oyes la frase de Maragall del principio y no lo entiendo. ¿Dictadura sobre los votantes? Más bien del aparato del partido sobre sus miembros y militantes. Al que disiente, al que se mueve, no le dejan salir en la foto, lo acaban echando. En ERC, el partido asambleario por excelencia, a Puigcercós le parece poco práctico el poder de sus militantes. Claro, no sea que pudieran votar en contra de su continuidad. Si no hay una democracia en los propios partidos, ¿cuál es la que defienden para el resto de los ciudadanos, la mayoría? Por no hablar del inefable Jordi Puyol, amagando con tirar de la manta, cosa que, como todos los que antes que él amenazaron con lo mismo, no ha hecho ni hará. Todos tienen muchas vergüenzas que tapar.

Veía a Montilla pedir perdón en la tele de Santa Coloma y no sabía si reír o llorar. Con esa expresividad que le caracteriza, parecía que estaba masticando cicuta mientras hablaba. Pedir disculpas no basta si siguen actuando como hasta ahora. Aunque, sinceramente, no creo que cambien nada. Tal vez se corten algunas cabezas para contentar(nos) al populacho. Pero mientras no haya listas abiertas, mientras el voto en blanco no tenga consecuencias, mientras los políticos sean sumisos a la dirección del partido antes que a sus votantes (justo lo contrario que en los denostados EE.UU., mira tú por donde), yo ya no creeré nunca más en los políticos. Al menos, en los tradicionales, pues ya sé lo que puedo esperar de ellos: nada bueno. Estoy abierto a escuchar al Partido Pirata, a Ariel Santamaría de Reus, y similares.

Total, de perdidos al río.

(Banda sonora: Another way - Anorak)

Comité de expertos

Uno de los problemas de nuestra sociedad es la baja catadura moral de la mayoría de los políticos (porque con los que roban están todos aquellos que miran hacia otro lado) y aún más escasa categoría intelectual. Es por ello que se rodean de asesores y expertos, aparentemente más conocedores de ciertos temas que sus patrocinadores, pero tan fuera de la realidad como los políticos en muchas ocasiones.

Ahí tenemos al Consell Escolar de Catalunya. Pidieron que se cambiara la denominación de las fiestas de Navidad y Semana Santa por fiestas de invierno y de primavera. Pues vale. Cambiando el nombre cambiamos la realidad, ¿no? Dejando de lado la presunta defensa del laicismo y blablablá de esa propuesta, demuestra que los "expertos" viven a años-luz de los problemas reales de la enseñanza.

Hay cosas que jamás entenderé. Una, que se permita que haya niños que estudien en barracones, módulos prefabricados que parecen contenedores. Dos, que no haya calefacción o aire acondicionado en las escuelas. ¿No hay en todos los edificios públicos, en todas las empresas? Ya, un problema de dinero, como siempre. Sin embargo, no dudo que los miembros de ese Consell Escolar, en sus reuniones, se sientan en cómodas sillas, calentitos en invierno, y frescos en verano, con unos despachos de aúpa.

¿Por qué algunos de nuestros niños se merecen ser tratados casi como ganado durante 8 horas de lunes a viernes sin que se escandalicen los miembros de ese Consell Escolar?

(Banda sonora: La tormenta de arena - Dorian)

Nuevas armas de seducción femenina


¡Atención, solteros! En Japón han creado un modelo de sostén, el "sujetador cazamaridos", con un contador que se para cuando se inserta un anillo de compromiso en la ranura situada entre las copas del susodicho. Con ese invento se pretende, dicen, animar a las mujeres solteras a encontrar marido.

¿A todas las solteras les interesa encontrar marido, o siquiera pareja? ¿Solo les puede interesar encontrar pareja a ellas, y ellos qué? Dicen que vivir solo aumenta el riesgo de alzhéimer, así que... Pero lo más importante, ¿ese contador se puede trucar, como el cuentakilómetros de los coches?

(Banda sonora: Last Day of Magic - The Kills)

Laporta go home!

Si el país necesita un líder, y no un mártir, me lo podría pensar.
Joan Laporta, jeta aficionado y oportunista profesional

Hay gente con quien no puedo. No importa lo populares que sean, ni siquiera que representen algo que quiero. Ese es el caso de Joan (o Jan para los coleguitas) Laporta. el hombre de la sonrisa eterna, pagado de sí mismo, encantado de haberse conocido.

Ese sujeto a mí no me gana a culé. Sin embargo, algo nos diferencia en el amor por esos colores: yo no me he aprovechado de los mismos en beneficio propio, de mis negocios particulares o de mis amigos. Él sí lo ha hecho desde su puesto de presidente.

El amigo hace tiempo que se quitó la máscara. Quiere ser el Cid Campeador del independentismo catalán (espero que le fastidie el ejemplo). No hace falta enrollarse al respecto: lo lleva claro el chaval. Una encuesta publicada en El Periódico señala que solo el 11,7% de los ciudadanos encuestados le votaría. Ojo, el 75,2% dice que no lo haría. Por una vez yo formo parte de la mayoría. A ese tipo no le votaría como presidente del Barça si se modificasen los estatutos y pudiera presentarse de nuevo. Mucho menos de presidente de la Generalitat. Vamos, que ni le daría la hora. Yuyu, bwana.

Un día coquetea con Reagrupament, otro con Esquerra, que si quiere plataforma electoral propia para luego pactar con CiU. En fin... Y luego tiene las santas narices de permitir que unos periodistas localicen los restos sepultados del presidente mártir, Josep Sunyol, asesinado por las tropas franquistas en la sierra de Guadarrama en 1936, en vez de usar su cargo institucional como máximo representante del Barça para restituir con todos los honores a alguien al que mataron por representar al Barça.

Menuda pieza Laporta. Vaya por delante que digan que pegó un braguetazo al casarse, que tiene amantes, etc., me importa un pepino. Su vida personal es suya. Pero un presidente del Barça que se va bajando los pantalones en los controles de un aeropuerto, que discute con presidentes autonómicos, que da manotazos a aquellos aficionados que le critican, que prometió en campaña que levantaría las alfombras y luego no hizo nada (para luego actuar como los que él criticaba), que permite espionajes a miembros de su junta directiva (o peor aún, que no controle lo que hace el rasputín Oliver, perdón, el director general), que dice que los 600.000 euros que cobra de sueldo fijo (variables aparte) el director general le parece poco, que usa su cargo para conseguir negocios para su bufete, que intenta colocarnos vía dedazo a su sucesor, que se libró por muy pocos votos de una moción de censura avalada por casi dos de cada tres votantes y no tuvo la dignidad de dimitir, con una lista de fichajes caros (¿comisiones?) y fracasados que no es corta, que defiende los privilegios fiscales para los jugadores extranjeros, con una larguísima lista de directivos dimitidos, cuyo presunto delfín y nuevo tesorero (¡glups!) -Sala i Martín-, el de las americanas coloridas, desprecia a todos los culés de fuera de Catalunya al calificar a los españoles de cazurros, que defiende a los imputados exmiembros de CiU del caso Pretoria con el peregrino ¿argumento? de su catalanismo (no sabía que fuera una eximente legal)... Suma y sigue.

¿Debo seguir? Pues con ese impresionante curriculum, ¿alguien piensa que puede ser un político confiable? ¿Honrado, como mínimo? ¿Tendrá la jeta suficiente para decirnos que él representa la renovación política, la defensa de la democracia, la transparencia? Me parto de risa. Eso sí, ha tenido la inmensa suerte de ser el presidente del triplete. Pues gracias por los servicios prestados y hasta nunca.

Otro salvapatrias de altos vuelos y baja estofa.

(Banda sonora: Where Is My Mind - The Pixies)

Pagafantas

Tercera película y sigo rompiendo mis propias normas al ver otra comedia. En este caso se trata de “Pagafantas”, dirigida por Borja Cobeaga, una peli de humor más “blanco” y mucho más honrada en su planteamiento y resolución que la presunta comedia del año, “Fuga de cerebros”.

Un joven que ha dejado a su novia, la primera y única, porque quiere más tiempo para sí mismo, quema las noches bilbaínas con su mejor amigo. Ambos están locos por ligar, pero no hay manera. El colega, harto del fracaso, decide retomar la relación con su pareja, con la que había roto a instancias de su compañero de fracasos. Este sigue como alma en pena hasta que conoce de forma harto curiosa a una chica argentina. A partir de ahí vemos como la relación entre ambos se va estrechando, de forma diferente para cada uno. Él, cada vez más enamorado y colado por la chica, sin saber cómo lanzarse. Para ella, primero lo ve como su mejor amigo y luego como a un hermano. Es decir, que él nada tiene que rascar con ella.

Acertada descripción del varón “osito de peluche”, a través de flashes en plan documental muy descriptivos: la cobra (la chica que hace un movimiento evasivo hacia atrás para evitar ser besada), el lemur, el koala. Ves la triste figura del chico babeando interiormente por ella, los embolados en los que se mete para satisfacerla sin que nada de lo que haga –lógicamente- logre que sienta nada hacia él. En ese sentido es una película incluso costumbrista.

Lo que en “Fuga de cerebros” era pura astracanada descerebrada y absurda, aquí sí lleva a la sonrisa amable, incluso a la empatía hacia el protagonista, especialmente en el caso de los hombres. Véase la escena del karaoke, en la que tras hacerse pasar por amigo de Bunbury, del que ella es superfan, berrea “Entre dos tierras” para intentar ganarse su afecto. Y en la misma, luego sale a cantar su tío Jaime, secretamente enamorado de la madre de él. Imagen especular de un fracaso amoroso de manual.

A mí no me gusta dar consejos, como dice toda la peli el tio Jaime (Oscar Ladoire) hasta que Chema (Gorka Otxoa) se cabrea tras el fiasco de la boda y le canta cuatro verdades, pero “Pagafantas” es una peli simpatiquilla sin más. No mata, pero se deja ver. Para visionar con amigotes y amigas e iniciar una alegre y banal discusión después.

(Banda sonora: A Cheater's Armoury - Hanne Hukkelberg)

Todavía hay clases: yo no soy político

Hay cosas que claman al cielo, al menos para a mí. En este país se confunden churras con merinas a veces. La mayoría, se mezclan vacas con ovejas. Entre la crisis y los casos de corrupción últimamente veo que se asocia maliciosamente político con funcionario. Pues no, damas y caballeros, no es lo mismo: los funcionarios, a diferencia de nuestros jefes, los políticos, no solemos robar ni nos enriquecemos gracias a nuestro puesto de trabajo. Nosotros aprobamos unas oposiciones, no nos regalaron nuestro puesto de trabajo.

Lo que me ha tocado profundamente la moral es un breve y colateral asunto sobre la Operación Pretoria. Resulta que un asesor del ayuntamiento de Valls ha dimitido porque aparecía en el sumario de Garzón. Hasta ahí podría parecer encomiable su actitud. Luego decían que había sido un cargo en Política Territorial (vamos, terrenos, urbanismo, ergo probable choriceo). Lo sorprendente llegaba al final: resulta que el tipo es un cargo de confianza nombrado por el alcalde (dedocráticamente, por tanto) y cobra 36.000 euros anuales por trabajar dos días a la semana. Supongo que eso es lo “normal” en Valls y en tantos otros ayuntamientos, diputaciones, organismos públicos.

Damas y caballeros, ese es el problema, todos los cargos nombrados a dedo, asesores, técnicos, altos cargos, amiguitos y amigotes, familiares varios, chupando de la teta pública. Enchufados que aportan poco y menos, pero que cobran como los que más. Mientras tanto, a los que sí trabajamos, a los currantes normales, nos fiscalizan el uso de la impresora, el papel o la fotocopiadora. Falta material, no hay dinero, dicen. Sin embargo, varias veces al año, se gastan más de 30.000 euros en aperitivos para jefazos. Qué decir de un clásico como los coches oficiales, por el que se pelean los cargos y los carguillos; obviamente, no es un asunto de simples funcionarios.

Para qué seguir. Los ladrones, los malversadores, los defraudadores, los mentirosos, los aprovechados, presuntamente, claro, hasta que no sean condenados, suelen ser esos sujetos a los que se vota cada cuatro años y sus colaterales y adosados, no los funcionarios. Los administrativos, enfermeras, policías, ordenanzas, carteros, bomberos, bibliotecarios, etc., etc., no somos los que estamos robando y engañando a nuestros conciudadanos.

Dicho queda por si alguien todavía tenía dudas o se sigue dejando engañar por algunos demagogos de baja estofa.

(Banda sonora: You can't say no forever - Lacrosse)

Los ricos también lloran

¡Viva el pan y el circo! ¡Viva el bonito país del sol y la pandereta! ¿Qué falta dinero en las arcas públicas? Pues les subimos los impuestos a la chusma y dejamos tranquilos a los ricos, no sea que se incomoden. Ahora que el gobierno ha “descubierto” que los deportistas extranejeros tienen un tratamiento fiscal especial, que ya quisiéramos el común de los mortales, planea derogar la “ley Beckham”, por la que esos jóvenes privilegiados y millonarios tienen en España su particular paraíso fiscal.

¡Ay, pobrecitos! Entendámoslos, se jubilan jóvenes, tienen una carrera corta, qué es cobrar de 600.000 euros para arriba anuales para tan sacrificada vida. profesional ¿No merecen que los simples mortales soportemos una carga impositiva mucha mayor que ellos, ya que tantos momentos de alegría y diversión nos regalan? Pues los pazgüatos de la Liga de Fútbol Profesional, jaleados por algunos presidentes de clubs, amenazaron, uy, qué miedo, con una huelga del fútbol y sabotear las quinielas si se deroga aquella ley.

Pues que ahora no reculen. Que hagan huelga. Y de paso, que se acabe de una puñetera vez cualquier ayuda pública a los clubs de fútbol profesionales, que estos paguen sus deudas a Hacienda y la Seguridad Social. Porque si todos somos iguales ante la ley, ¿por qué el fútbol, los clubs y los jugadores tienen bula y el resto de los ciudadanos nos vemos obligados a cumplir nuestras obligaciones fiscales so pena de castigos?

Claro que, ¿qué podemos esperar de un país donde el presidente de los grandes empresarios es un sujeto que debe nóminas a sus empleados y no está al corriente de sus obligaciones fiscales? Y por el otro lado, ¿qué podemos esperar de unos sindicatos domesticados a base de subvenciones públicas millonarias? En mi opinión, seguir recibiendo palos por todos lados.

Tarjeta roja para esa pandilla de capullos y vividores de la Liga de Fútbol Profesional.

(Banda sonora: We are kids - Lacrosse)

La cultura del todo vale


Hacía tiempo que había visto este anuncio, pero lo emiten pocas veces y no lo había encontrado hasta hace poco en youtube. Cuando lo veo me pongo de mala leche. Que un competidor se ría, se alegre de la lesión un rival me parece patético, lamentable y nada deportivo.

No sé cómo vendieron los creativos a Reflex esta idea. Supongo que por los efectos casi milagrosos tras la utilización del espray en el lesionado. Para mí, sin embargo, ejemplifica de forma casi perfecta -sin pretenderlo, aunque no estoy tan seguro- a la sociedad actual: el fin justifica los medios, todo vale con tal de ganar.

Para mí, no. Hay unos límites, una ética, unos principios por los que regirse. Posiblemente mis principios no coinciden, en todo o en parte, con los vuestros. Pero las trampas, las puñaladas traperas, la mentira, no forman parte de la forma de actuar que considero adecuada en la vida. Que cada uno elija el camino que considere más adecuado. Yo no voy a cambiar, aunque suponga seguir solo.

Alba ha empezado a jugar a baloncesto. Mientras, David lleva un año dando la matraca para que le apunte a fútbol. Me gusta el deporte (amateur) que fomenta valores fundamentales: espíritu de equipo, afán de superación, sacrificio, constancia, disciplina, etc. Nadie te regala nada, es cierto. Sin embargo, no valen los atajos para ganar.

Espero que ambos aprendan esa lección. Les servirá toda la vida.

(Banda sonora: Tie Me Up With Jackets - Fight Like Apes)

Profesionales del buen rollo

Con motivo de la Cumbre sobre el Cambio Climático celebrada en Barcelona, la ministra de Medio Ambiente, Elena Espinosa, votó simbólicamente contra el calentamiento global en un acto organizado por WWF. ¡Qué bonito! Supongo que todos los asistentes se apuntarían a tal paripé. Desde aquí propongo nuevas votaciones para que nuestros políticos, ya que son incapaces de resolver casi nada, al menos se queden con la conciencia tranquila: voten contra el paro, por la vivienda digna, contra el terrorismo, a favor de la paz y el amor... Que cada uno haga las propuestas que quiera.

Qué tierno. Pero, ¿por qué me sorprendo? En realidad todo funciona así. Hablemos y hablemos sin cesar para marear la perdiz. Total, como no vamos a arreglar nada al menos da la sensación que nos preocupamos de verdad. ¿Y qué decir de las ONGs? Muchas son otro negocio más, el tercer vértice en el triángulo de las bermudas de lo políticamente correcto, formado también por políticos y periodistas.

De refilón, tanto que no puedo dar los datos correctos, oí que una ONG proponía que los ciudadanos pagáramos no-se-qué, o hiciéramos nuestras aportaciones económicas (supongo que a ellos), a cuenta de nuestras emisiones domésticas de CO2. Luego sale otro de estos expertos, que abundan como las setas (y pueden ser tan venenosos como algunas de ellas), dándonos sus recetas para acabar con el cambio climático: “en mi casa no uso calefacción ni aire acondicionado, me ducho con agua fría y voy caminando al trabajo. Y el carro, lo menos posible”.

Bueno, pues estoy hasta los mismísimos de que todo el mundo me intente culpabilizar por lo que hago y por lo que dejo de hacer. Yo sí uso calefacción y la seguiré usando cuando sea necesario, y que se olviden todos de que pague nada por mis presuntas emisiones de CO2. El otro piso era lo suficientemente cálido como para no necesitar usarla, pero este no: no lo siento si a alguien le molesta que no quiera pasar frío y que deje que lo pasen mis hijos. Yo sí me ducho con agua fría, hasta que sale la caliente cuando me aclaro; pero mis niños no se van a bañar con agua fría, porque no les gusta nada y chillan como condenados con el agua fría. Tengo cubos de basura para reciclarlo todo, aunque no espero el Nobel de la Paz o la Creu de Sant Jordi por ello. Y así sucesivamente.

Supongo que la ministra viajó primero en avión y luego en coche oficial, como todas las delegaciones oficiales, con su aire acondicionado y calefacción, bien comodita, a este festival del buen rollo y las mejores intenciones. Edificios oficiales con todas las luces encendidas de noche. Pero lo mejor son los clásicos de siempre: las farolas encendidas en pleno mediodía (casi todos los días las veo). Por cierto, esos gastos –y muchos otros- los pagamos con nuestros impuestos. ¿Por qué no empiezan ahorrando ellos, por qué no dan el ejemplo de buenas prácticas que nos piden a los demás?

Que les den a los paladines de lo políticamente correcto. No necesito ni acepto sus lecciones de honradez de manual jipijapiflower.

(Banda sonora: Mil espejos - Nudozurdo)

Violetas de marzo

Siempre me ha gustado la novela negra, incluso cuando era considerada un género menor por parte del establishment cultureta. Ahora, que lleva unos cuantos años de moda, parece que se ha descubierto aquello por lo que me encantaba en su momento: su precisión para reflejar la trastienda de la sociedad o esa misma sociedad “real” y no una idílica o idealizada; los personajes con dobleces y matices, y sin atributos de héroe; la asunción de que el Bien, el Mal y la Verdad son poliédricos, y no absolutos e intocables.

Juanma me habló bien de la última novela de Philip Kerr, galardonada con el Premio RBA de Novela Negra 2009. Y yo siempre escucho a mis amigos, que para eso saben más que yo. Aprovechando que tenía que devolver unos libros infantiles en la biblioteca (y el clásico del cómic, “El eternauta”), me acerqué a la K a ver si encontraba algo del susodicho. Vi el primero de la tetralogía Berlin noir: “Violetas de marzo”, mote que se daba a todos los advenedizos que se subieron al carro nazi con tal de medrar en el nuevo sistema alemán de los años 30.

En esta novela nos encontramos a un detective bastante arquetípico: expolicía, expulsado (o invitado a abandonar el cuerpo) por sus disensiones políticas con la nueva cúpula nazi, que no se arredra ante las dificultades, bien sea por cabezonería, principios o una adecuada suma de dinero, y sin problemas de conciencia cuando se hace necesario usar la violencia. Como suele ser habitual, un caso que en apariencia se presenta rutinario –la investigación de un doble crimen con el robo de unas joyas- esconde mucho más de lo esperado, con ramificaciones que alcanzan hasta la mismísima cúpula del régimen alemán. El escenario, el Berlín del inicio de las Olimpiadas, donde el autor refleja la simpatía de los espectadores por las gestas atléticas de Jesse Owens, el esplendor del nazismo, bien sea por su legión de seguidores (entre cuyas facciones también abundan los navajazos) bien porque los que no simpatizan con ellos prefieren mirar hacia otro lado para no acabar en un campo de concentración, y el embrión de la carrera militar que desembocará en la Segunda Guerra Mundial.

Novela de lectura fácil, lo que nunca debe entenderse como algo peyorativo, adolece en mi opinión de un final en el que debe aplicarse en toda su intensidad el “principio de suspensión temporal de la credulidad”. Kerr mete al prota en un embolao de tal calibre (obviamente no lo desvelaré) del que solo un milagro (o una “trampa” del autor) puede librarle.

Pues eso, esta novela ofrece una rato entretenido, sin más pretensiones, que es más de lo que se puede decir de muchas otras.
Violetas de marzo; Philip Kerr; RBA bolsillo serie negra; traducción Isabel Merino; 2007; 383 páginas

(Banda sonora: Tornassolat - Glissando)

Sácame de dudas

David es el niño-pregunta. Cualquier cosa que vea, que oiga, que se le pase por la cabeza, comienza el interrogatorio. Nunca olvidaré ese viaje en tren, tres cuartos de hora preguntando casi sin cesar.

En fin, las preguntas de hoy son las siguientes. Ve un desfile de modelos por la tele y pregunta: "Por qué están enfadadas?".

La segunda es insuperable. Zapatero está en un mitín. No vocifera, pero casi. Gesticula mucho. Y David dice: "¿Es bueno o malo?".

Genio y figura.

(Banda sonora: Okay - Her Only Presence)

Mentiras arriesgadas

El mundo de la publicidad es el reino de la mentira, unas veces, y de las medias verdades, la mayoría de las veces, envuelta en bonito papel de regalo. Lo sabemos, aunque como forma parte de nuestra cotidianeidad tampoco le concedemos mayor importancia.

De unos años para acá, todo lo relacionado con el mundo infantil es la nueva panacea para el universo de los anuncios. Tanto como consumidores (indirectos, ya que somos los padres quienes financiamos sus necesidades y sus caprichos), como protagonistas de esos anuncios, incluso cuando no se trata de productos dirigidos a la infancia.

Leo con sorpresa que la todopoderosa Disney se baja los pantalones por culpa de los anuncios de “Baby Einstein”. Para quien no los conozca, se trata de unos vídeos eductativos dirigidos a bebés y niños de corta edad con el fin de estimularlos. La campaña de un grupo conocido como Campaña para una Infancia sin Anuncios ha conseguido que Disney se vea obligada a reembolsar el importe pagado por la compra de esos vídeos. Ahora resulta que los mismos ni son educativos ni incrementan el intelecto de los bebés, que es lo que se prometía por su compra.

Cuando esperábamos el nacimiento de Alba, como novato en la materia, me dio por buscar libros sobre paternidad. Solo leí uno. Era el típico rollo yanqui con su mezcla de autoayuda, fábulas de autosuperación y tostón religioso que tanto les debe gustar por allí, pero que encontré infumable y de inútil aplicación en mi caso. Decidí dejar los libros. También miré lo de “Baby Einstein”. De hecho, pillé un cedé de música infantil, creo recordar que eran versiones de música clásica en plan relajante. Eso sí, me quedó la sensación de ser un mal padre por no comprar esos vídeos y convertir a mis críos en unos superdotados, o al menos, en unos seres más inteligentes que su padre. Ahora suspiro con alivio al comprobar que mi desidia no tiene castigo.

Otro anuncio tramposo donde los haya es el de Actimel. Cuando veo a Susana Griso soltar eso de “como madre y periodista...” me dan ganas de vomitar. Y, por supuesto, de no comprar lo que me vende. Se cree que la condición de periodista le da un plus extra de credibilidad. Bueno, por eso la han contratado para vender ese producto y por ello se resalta su condición profesional. Pero esa credibilidad la ha entregado a un tercero por un (alto) precio. Pues resulta que al igual que ha aumentado la cuenta corriente de la señora Griso su credibilidad ha disminuido en la misma proporción. La Advertising Standards Authority, organización que se encarga de regular la publicidad, ha concluído que no se puede afirmar claramente una relación entre el consumo del Actimel y los beneficios anunciados. Por lo tanto, no se le permite el empleo de la expresión "científicamente probado", que es lo que da enjundia al producto en cuestión.

De vez en cuando jugar con la buena fe de los padres, con el legítimo deseo de intentar procurar lo mejor para nuestros hijos, tiene su castigo. Aunque, no nos engañemos, la jugada de Disney no es más que otra estrategia de marketing. Mientras que Danone seguro inventará otro bonito eufemismo para convencernos de lo imposible.

(Banda sonora: Y todo lo demás - Igloo)

Mamá en el país de las maravillas

No sé cuál debe ser ese país. Lo que sí sé es que no se trata del nuestro. Ojo al dato: “Al menos ocho de cada diez mujeres cree que ser madre condicionará su profesión y el 90% ve en riesgo su trabajo. La edad es determinante para las españolas a la hora de decidir ser madre, por encima de la economía, el trabajo y la gripe A.”

¿Cómo pretendemos ser un país avanzado, progresista, cuando las empresas, amparadas en la legislación actual, apenas dan facilidades para aquellas mujeres que quieren ser madres? ¿Cuántas mujeres son relegadas en su empresa, arrinconadas hasta verse obligadas a dejar el trabajo, cuando tienen la osadía de pedir una excedencia o una reducción de jornada? ¿Cómo es posible que en otros países europeos existen mayores ayudas estatales, tanto económicas como de tiempo de baja por maternidad?

Es cierto que algo se ha avanzado, pero cuando se parte casi de cero cuesta apreciar dichos avances. Dicho lo cual, parece ser que a pesar de los datos mencionados, tan sólo un 25 por ciento de mujeres aplazaría temporalmente el embarazo por su situación laboral.

¿Y para esto existe un Ministerio de Igualdad?

(Banda sonora: You Only Live Once - The Strokes)

Life on Barcelona

A veces veo muertos. Uy, no, me he equivocado de pinícula. Quiero decir, a veces tengo visiones. Me pasa sobre todo en el metro.

La primera vez vi a un chaval con un peinado a lo new romantic. Como Spandau Ballet, vamos. Luego a un hombre con una típica americana ochentera. Estaba de espaldas, pero las hombreras le delataban (y el estampado no te digo). Lo preocupante, sin embargo, es la última visión. ¡Un hombre con un walkman! En la era del mp3. Increíble. A un metro de mí. No sé si utilizaba el cassette (toma antigualla) o escuchaba la radio. Y todo en el metro, sí.

¿Vivo aquí y ahora, o me he dado una ostia y he vuelto sin saberlo a los 80? Sí, porque ya puestos a volver atrás, como en "Life on Mars" (la versión de Antena 3 no me interesa), yo elijo los 80. Nada de los 70, acabáramos. A disfrutar otra vez de los 80 con lo que sé ahora. Miedo me da.

En la bajada del metro una chica (bueno, en la tele dicen que eres joven hasta los 39), lleva una camiseta. Pone "Acid House" en letras gigantes, sin el logo típico, eso sí.

Si no he vuelto a los 80 me falta el canto de un duro.

(Banda sonora: One Better Day - Madness)