Fuga de cerebros

Cuando uno se embarca en una tarea propia de las pruebas de Ulises, no debe ahorrase la más dura. Así que vi “Fuga de cerebros”. Me ahorro el chiste fácil con su título, aunque la tentación es grande de narices.

Dicen que es una comedia. Más bien pertenece al subgénero de la astracanada. Da que pensar que pudiera convertirse en la peli española más taquillera del 2009. Pensar nada bueno, por supuesto. Ojalá no haya llegado tarde "Ágora", la peli de Amenabar, para arreglar este desaguisado a nivel de estadísticas.

A estas alturas resultará ocioso explicar el ¿argumento? Un chico, incapaz de declararse a su amor desde la infancia, ve cómo la chica se marcha a estudiar al extranjero. Él y su pandilla se lo montan para seguirla hasta allí. A partir de ahí contemplamos las desventuras de esa pandilla de descerebrados hasta el happy end típico.

Resulta extraño que para retratar lo que debería ser un grupo de frikis se escoja a un ciego, un paralítico, un gitano, otro que no quiere salir del armario: ¿esto es el nuevo humor español, recurrir al chiste facilón del tópico? Da miedo pensar que triunfe algo así entre los adolescentes. Me consolaré pensado en el tirón que tienen los dos protas entre el público juvenil, y el morbo que puede tener para ellos verlos en pelotas. De verdad, me cuesta creer que con veinte años menos un engendro de este calibre me pudiera hacer gracia.

Si la comparamos (mal hecho) con “¿Hacemos una porno?”, otra peli en el que el chico lleva enamorado de la chica desde tiempos inmemoriales y no se atreve a lanzarse, no hay color. En la comedia yanqui sí hay puntos de ternura, retratos creíbles de amistad, podemos llegar a empatizar con los personajes en momentos como la fiesta de antiguos alumnos. En esta peli sí podríamos hablar de flashes de “humor inteligente” (cuando no es “inteligente”, yo no me atrevería a calificarlo de “humor”, pero esa es otra historia), en la española brillan por su ausencia.

Joé, la primera en la frente.

(Banda sonora: Whoodoo - Planetary Assault Systems)

(Di)versiones musicales 6

La versión:



Y el original:


(Banda sonora: A young one - Bart Davenport)

La bella y la bestia

De vez en cuando, los domingos por la tarde, queremos ver en casa pelis “normales”, o sea, no infantiles. El problema consiste en elegirlas. Debe ser algo que los críos puedan ver. No porque realmente vayan a verlas, pero como están pululando por allí, echando un ojo a ratos, conviene no escoger algo que sea poco apropiado para ellos. Finalmente nos decantamos por la versión de “King Kong”, de Peter Jackson.

Lo que no contaba es que a Alba le afectara tanto el final. Vamos, que se puso a llorar a moco tendido, lo que hizo que casi me contagiara. Ella es una persona sensible, con buenos sentimientos, así que el sufrimiento de Kong (esa decepción y tristeza en su mirada simiesca, su ejecución mientras trata de proteger a la chica) le sentó fatal. Cuando el simio gigante reposa en el suelo de NY, el cineasta corrige a dos periodistas “No lo mataron los aviones, sino la belleza”. A mí también me dio pena. Mientras, su hermano llevaba rato preguntando cada dos por tres: “¿Cuándo lo matan?”. La idealista y el pragmático.

Porque KK es una versión de “La bella y la bestia”. La bestia, ese ser diferente, inadaptado (no porque lo sea per se, sino porque lo llevan a un ambiente que no es el suyo, donde nunca será aceptado ni encajará). Puedo simpatizar con él más que con un superhéroe. Supongo que yo soy así de raro.

Ese mismo domingo, en las noticias, veía como llegaban al Tribunal Internacional para la antigua Yugoslavia los familiares de las víctimas de los serbobosnios. Las barbaridades de Sarajevo. Un genocidio en la mismísima Vieja (o esclerotizada) Europa. Bonitas y bienintencionadas palabras mientras seguían las masacres. Todos mirando hacia otro lado. Vamos, la misma mierda de siempre.

Alba, hija, tú eres la esperanza blanca de esta familia.

(Banda sonora: You get what you give - New Radicals)

El camino más corto

La cadena [Telecinco] prepara la adaptación española de "Boys & Girls alone" ("Chicos y chicas solos"), un docu-reality británico donde veinte menores, de entre 8 y 12 años de edad, conviven durante dos semanas en una finca rural sin la tutela de ningún adulto.
Fuente: Vertele

Sin palabras. Hasta yo tengo un límite en mi capacidad de asombro y de asco.

(Banda sonora: Happiness - Superpitcher)

¡Bienvenidos al club!

Cualquiera que tenga hijos en Catalunya conoce la canción (en catalán) que da título al post de hoy. Es del Club Super Tres, del que forman parte la mayoría de los críos aquí. Pero no es agradable, o una buena noticia pertenecer a según qué clubs.

El Consejo de la Juventud de España publica que un joven debería destinar el 89,5% del salario medio para comprar un piso, si consigue una hipoteca a 25 años. Ojo, si la consigue, que eso hoy en día ya es mucho conseguir. Los jóvenes catalanes, afortunados ellos, solo tienen que destinar el 96,7% de su sueldo. Teniendo en cuenta que las entidades financieras dificilmente conceden préstamos hipotecarios por encima de un 35% de nivel de endeudamiento, me parece que el joven medio no puede acceder a una vivienda de propiedad. Y el alquiler tampoco es que sea una maravilla en este fantástico país.

Para levantar la moral otro dato. El 50% de los catalanes son mileurista. El porcentaje sube al 60% en el resto de España. Ole, alsa, ozú. Para más inri, tenemos que seguir soportando a unos cuantos zampones hablar de abaratar el despido, de dar más ayudas públicas para salvar chapuzas privadas. La culpa es nuestra, por ser pobres y no tener contratos blindados y stock options como Dios manda.

Acabemos con otra cancioncita del club infantil para levantar la moral: "Tots som supers..." (Todos somos supers).

(Banda sonora: Death of a tune - The Hidden Cameras)

La huérfana

Qué mejor que marcar unas reglas a seguir y saltártelas a la torera como buenamente te convenga. Había dicho que empezaba a ver cine español de género. Empezamos con “La huérfana”. Efectivamente, es una peli estadounidense. El director, sin embargo, es nacional, Jaume Collet-Serra.

Se achaca a las pelis nacionales su peculiar visión a la hora de mostrar las cosas. Depende, supongo, de la cultura, los referentes que uno ha mamado, también de la preparación que ha recibido. Dicho lo cual, hay films más localistas y otros que se califican de universales. Será cuestión de etiquetas. En este sentido, el director se fue a los 18 años a los EE.UU., por lo que tiene una base muy yanqui. Así que de peli española, nada de nada.

La película. Una pareja pierde de forma traumática el bebé que esperaba. Tras un periodo de duelo deciden la adopción de un nuevo hijo, pues ya son padres de un niño y de una pequeña sorda. En apariencia son una familia feliz (al menos, antes del luctuoso suceso), dos jóvenes triunfadores al estilo yanqui. La llegada de la nueva hija debería cerrar el círculo roto, devólverles esa felicidad perdida. Pero desde el principio la recién llegada demuestra que es “especial”. El primer día de cole insiste en vestirse con un vestido que parece entre decimonónico (véase el look de la susodicha en el cartel de la peli) y el de los domingos de una pequeña capital de provincia carrinclona de hace treinta años. Como replica a su nueva madre, ser diferentes no es malo, a lo que ella debe ceder. Lógicamente, sus hermanos se parten de risa y será objeto de burlas en el colegio, lo que despertará en su momento las ansias de venganza de la chica.

A partir de ahí comienzan los roces con la madre, dado que no se adapta a la familia de acogida. Intenta predisponerla contra su marido (y viceversa), y poco a poco va marcando el territorio a los otros dos hijos de la pareja. La monja del orfanato visita a la familia para ver cómo se integra el nuevo miembro, desencadenando una reacción de violencia inusitada por parte de la antigua huérfana, que cada vez irá a más.

Una peli de terror atmosférica, en la que la desazón viene por la ruptura de la apacible cotidianeidad, por la amenaza a aquello que más queremos (en este caso la familia, nuestros hijos). La huérfana no es una niña diabólica (otro subgénero del terror), sino simplemente -que no es poco- malvada, manipuladora y sin escrúpulos para conseguir el éxito de sus planes. Lo mejor, que esa perversión infantil tendrá una explicación razonable, no sobrenatural.

Collet-Serra tampoco abusa de los sustos facilones que te esperas, y encuentras, en la mayoría de pelis de terror. De hecho, el mayor susto me lo pegué cuando la madre conductora se despista, se salta un semáforo y casi se estampa con un camión. El resto, más que miedo causa desazón por el comportamiento completamente amoral de la chica, que va in crescendo.

No pasará a la historia del cine de terror, pero es una película de género muy digna.

(Banda sonora: New Born - Muse)

El arte del buen gusto

En este blog uno de mis memes favoritos es decir que soy un paleto. Probablemente porque lo soy. Hay cosas que no entiendo, otras que no me gustan aunque gocen del favor de la gente cool, me decanto por las cosas más sencillas. Vamos, un ignorante de tomo y lomo.

Leí tiempo ha, deprisa y corriendo, como casi siempre, que un museo belga había sacado de un almacén polvoriento un Murillo cuando el experto de turno les certificó su autenticidad. No lo entiendo. Si ese cuadro lo firmo yo es una obra intrascendente, sin valor artístico, ligeramente por encima de una cagada de paloma. En cambio, lo firma un pintor famoso ¡et voilà! donde antes había mierda el cuadro se convierte en arte. ¿Pero no es el mismo cuadro, sea quien sea su autor? ¿O lo que le da valor (económico, que es lo que cuenta) es la firma y no la presunta y supuesta calidad pictórica? ¿No hay mucho de bluf y de especulación en el mercado del arte?

Ahora, en Bristol -cuna de Bansky- decidirán en un referendo virtual si se borra o se salva un grafiti antes de borrarlo. Hablamos de grafitis de cierto nivel, obviamente, pues el ayuntamiento recibió la del pulpo cuando unos operarios borraron un Bansky a brochazos (valorado en 115.000.- euros). Los tildaron de analfabetos, talibanes, etc. Es obvio que es fácilmente manipulable cualquier votación realizada a través de una web, pero resulta que los grafitis atraen turismo a Bristol, de manera que no es plan cargarse sin más a la gallina de los huevos de oro.

Lo peculiar es la opinión de Brian Sewell, crítico de arte de los UK, escandalizado por tal iniciativa: "El público no sabe distinguir lo que es bueno de lo que es malo. Es una locura que esta ciudad se guíe por la opinión de personas que no saben nada sobre arte. No importa que les guste o no". Así que ese buen hombre opina que hay más paletos a parte de mí. No importa lo que le guste a la gente, ¿entonces qué importa? ¿Solo lo que nos diga la minoría elegida de los que sí saben? Pues tengo un problema: me fastidia sobremanera que me digan lo que tengo que pensar, lo que me tiene que gustar, hasta lo que tengo que hacer.

A veces pienso que los paletos somos los verdaderos culpables de la decadencia espiritual de Occidente.

(Banda sonora: Without You - Empire of the Sun)

¿Premios políticamente correctos?

Recientemente se han fallado importantes premios literarios en España. Muy distintos, tanto por el propio enfoque literario de las obras premiadas como por la relevancia del mismo galardón. En todos ellos me ha quedado cierto regusto a premios políticamente correctos.

En primer lugar el Premio Nacional de Narrativa. Recayó sobre Kirmen Uribe por su primera novela, "Bilbao-New York-Bilbao". Lo sorprendente no esta tanto porque se trate de una primera novela, cuando ya tiene una obra previa y brillante, como porque está escrita en euskera y todavía no tiene traducción editada en castellano. Se supone que sí enviaron una traducción de la misma al jurado, de otra manera resulta difícil de entender el milagro que les dotó del don de las lenguas.

En segundo, el Premio Nacional de Literatura Drámatica para Paco Bezerra, por "Dentro de la tierra". En este caso lo sorprendente para mí es que ni esta obra de teatro ni ninguna de las otras que ha escrito ha sido representada. Como palurdo que soy, me cuesta entender que se premie una obra de teatro que todavía no ha recibido el veredicto del público.

El tercero, el Premio Planeta. Ángeles Caso, con "Contra el viento", la historia autobiográfica e una mujer inmigrante en España. Mujer e inmigrante, ingredientes que el marquetin sabrá envolver en maravilloso papel de regalo buenrrollista y a vender ejemplares como churros, ¡vamos, que me los quitan de las maaaanos!

Ciertamente no he leído ninguna de las tres obras premiadas. También es difícil sin estar aún editadas. Pero, desde fuera, me da esa sensación, como decía al principio, de todo muy políticamente correcto. Ojo, eso no implica per se que las obras premiadas no cuenten con calidad, que no estén fantásticament bien escritas. Claro que para ganar un premio literario no supone condición suficiente, a veces ni necesaria. Se necesitan ciertos ingredientes, incluso intángibles, dependiendo de quién sea el organizador del premio.

Larga vida a los lectores de libros.

(Banda sonora: Make me last - The Mary Onettes)

Ni tonto ni hipócrita

Un hombre sin defectos es un tonto o un hipócrita del que debemos desconfiar.
Joseph Joubert, moralista francés

Vaya, me han pillado. Yo siempre explicando la larga lista de mis defectos y ahora resulta que ya no soy tonto. Estaba convencido que serlo era otro defecto. Claro que este pimpollo se refiere solo a los listillos que se creen perfectos, lo cual no es mi caso. Luego, vuelvo a añadir el de tonto a mi carga de defectos.

De todas manera, a mí, lo que diga un moralista, como que me la trae bastante al pairo.

(Banda sonora: No One's Gonna Love You- Band Of Horses)

David Bowie me hace viejuno

En la tele anunciaron hace una semana que "Moon" recibió varios premios en el Festival de Sitges. Presentaron al director, Duncan Jones, como el "hijo de" David Bowie. Mi cuñada, de veintipocos años, preguntó, ¿quién es David Bowie? Creo que me quedé con la boca abierta un momento.

Sospecho que me estoy haciendo mayor.

(Banda sonora: Something Good Can Work - Two Door Cinema Club)

El loco mundo de los payasos

Menudo espectáculo la política. Creemos que los nuestros son los peores, pero no hay más que echar un vistazo por la “civilizada” Europa para comprobar de qué calaña suelen ser los dirigentes, no importa la ideología o la nacionalidad.

Veamos, en Gran Bretaña el primer ministro Gordon Brown devolverá 13.700 euros gastados en limpieza y jardinería su segunda residencia. Cierto es que no todos los diputados británicos están por la misión y se niegan a devolver los impuestos dilapidados en asuntillos privados. En Francia Sarkozy eleva a su hijo de 23 años, sin experiencia y sin ni siquiera la carrera acabada, a máximo responsable del organismo público de La Defense. No, no es un enchufe, verbigracia, libre designación, dice el marido de Carla Bruni, porque al niño lo eligen por los grandes méritos que atesora. En Italia a Berlusconi le retira el Constitucional la inmunidad, acojonante, porque acumula tales violaciones de la legalidad vigente que ni las leyes que se crea a medida pueden salvarle. ¿Qué decir del Nobel de la Paz a Obama? ¿La paz de Afganistán? ¿Se lo han dado solo por ser menos malo que Bush?

¿Y en España? Pues el señor Costa, dimitido a la fuerza o cesado o suspendido..., el caso que hay un cese temporal en la convivencia política, declara que siempre siguió las directrices que le marcaron desde la dirección del PP. Vamos, que si él es culpable los de arriba no lo son menos. El gobierno no iba a subir los impuestos, luego decide que se los subirá a los ricos y finalmente los acabaremos pagando los de siempre, sin la promesa de que cuando se arregle este embolado los bajarán de nuevo.

Por hoy mejor que lo deje, no sea que me dé por hablar de Laporta y la líe.

(Banda sonora: Hay un hombre en España - Astrud)

21 días sin dos dedos de frente

El periodismo de investigación se ha convertido en el símbolo de la prensa de calidad, pero me temo que –por desgracia para ellos- no es el caso de los reportajes “21 días” de Samanta Villar. Más bien parece un cruce entre presunto periodismo verité y los reality shows.

La señora se debe creer que es de lo más chupiguay y supermegaperiodista mostrarnos las “consecuencias” de estar 21 días en las más diversas actividades: sea fumando porros, sin comer, de vagabunda, etc., etc. Pues vale. Ella se piensa que profundiza en esas 3 semanas sobre esos temas, cuando no hace más que escarbar ligeramente la superficie, quedarse en la anécdota. Eso es jugar a fumeta de pacotilla, teatralizar un problema tan grave como la anorexia, etc. Ella ofrece un espectáculo televisivo, otro más de la parrilla. Por tanto, me resulta bastante indiferente.

Pero a la señorita Villar, tan gran periodista com es, se graba mientras acompaña a unas personas a presuntamente sustraer chatarra. Grande pero no muy lista, porque luego emite esas imágenes Cuatro, con lo que ha sido citada por el juez como presunta cómplice en un robo. La bobería es muy común en este país, nada que alegar al respecto. Lo que me mosquea es que la prenda pretenda escaquearse de la acción de la justicia, como si fuera una Millet cualquiera. Ahora resulta que si eres político, periodista o miembro de la “sociedad civil” puedes hacer lo que te dé la gana sin pagar las consecuencias, mira tú qué bien.

Está claro que nunca veremos “21 días en los juzgados”. Samanta Villar ya se escaqueó de ir a declarar este verano. Problemas de agenda, mucha jeta, imposibilidad de asumir las propias cagadas, llámalo como quieras. Lo cierto es que incumplió una citación judicial. ¿No resulta incompatible esa actitud con su pretendida defensa de la Verdad? Si eres inocente defiéndete ante el juez, no te escondas, adalid del Periodismo.

¿Y esta señora realmente se cree que revoluciona el periodismo patrio con sus pamemas? Pues no es más que otra gladiadora de la arena mediática usando maniobras barriobajeras. Anda que la lista no es larga, maja, ponte a la cola.

(Banda sonora: Superganga - Glissando)

La sopa de ajo

No sé si reír o llorar. Parece ser que han descubierto la sopa de ajo: “los empleados con horarios más racionales rinden más al vivir mejor” y “las jornadas maratonianas perjudican a la salud, los hijos, la pareja y la productividad”.

Un bravo por los expertos. Han tardado…. Me lo hubieran preguntado a mi y se habrían ahorrado mucho tiempo y dinero.

Si a partir de ahora las empresas aplican esto de la “conciliación laboral y familiar”, ya será la “repera”.

(Banda sonora: Crystalised- The xx)

Mecagontó

Hace tiempo que asistimos a fin de la civilización ejpañola. A las pruebas me remito. Ahora, llamar “hijo de puta” a tu jefe no puede considerarse causa de despido. Por un lado, eso nos permitirá desahogarnos con total tranquilidad de conciencia llegado el caso. El tribunal, para justificar su decisión, señalaba que ese epíteto ya forma parte del acervo popular y se usa normalmente en las conversaciones.

Somos un país de malhablados. Un ejecutivo americano de televisión decía que allí no triunfaban las series españolas (donde no tienen que traducirse) porque se usan muchos tacos. No es extraño oír o usar en conversaciones expresiones como “menudo cabrón” o “vaya hijoputa”, de forma no sé si llamarla cariñosa pero sí coloquial, en un contexto coleguil o informal. Yo mismo las he empleado, obviamente sin la menor connotación peyorativa. Hemos pasado del “Prohibido escupir y la palabra soez” de nuestros abuelos y padres, al libertinaje verbal de hoy en día.

Doña Espe pretende investir a los profesores (públicos, ¿y los privados?) de la condición de autoridad. Quiere devolver el respeto a las aulas, acabar con el despiporre y el descontrol en el mundo de la educación por decreto. ¿Eso es tan fácil? Los coles son territorio comanche para muchos docentes. Hemos pasado de la dictadura de los profesores de tiempos de nuestros padres a la dictadura de los alumnos en la actualidad. ¿Tratar de usted a los profesores conllevará automáticamente el respeto a aquéllos, a recuperar la autoridad perdida? ¿Acabará con los problemas de indisciplina de los chavales? ¿Será la primera piedra para revertir los altos índices de fracaso escolar?

Menudo embrollo. Puedo llamar hidepu a mi jefe tranquilamente. Bonito ejemplo para los críos. “Usted es un hidepu, profe”, queda mejor, sí. Está bien querer mejorar las cosas desde la base, pero en este caso es un empeño condenado al fracaso. ¿De qué sirve intentar recuperar ciertas reglas de cortesía y respeto en la escuela, cuando fuera de ella están en completo desuso? Está muy bien que lo enseñen en el cole, pero si fuera del mismo todos hacen lo contrario, incluidos los padres, será como predicar en el desierto. Hay cosas que solo se aprenden, se interiorizan, desde el ejemplo que recibimos de nuestros mayores. Y la educación, los valores, se pueden enseñar desde la escuela, aunque si no se afirman y refuerzan desde casa, de poco van a servir a la larga.

Esto es como decir a los niños “haz lo que digo y no lo que hago”. O intentamos cambiar todos, re-aprendemos a respetarnos a nosotros mismos, a los demás y a nuestro entorno, ¿o cómo leches queremos que se porten nuestros hijos? Cualquier otra cosa suena más bien a un vano intento por intentar tranquilizar nuestras conciencias.

(Banda sonora: Elephants play football - Shake Before Use)

Propósito de enmienda

Entrevista al director Fernando Trueba.
P. Y entre tanto ajetreo... ¿Cómo ve al cine español?
R: "El cine español, como el francés o el alemán, es un montón de mierda del que, de repente, surgen cosas hermosas".

Leía la clasificación de las diez pelis más taquilleras en España durante el primer semestre del año: todas extranjeras (estadounidenses y un par de británicas), excepto "Fuga de cerebros", en novena posición. La primera, "Ángeles y demonios". Para gustos están los colores, pero tan mala me parecieron la primera como la novena, cada una en su estilo.

Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, los lloricas contraatacan. Veamos, si no, las declaraciones de Marisa Paredes, expresidenta de la Academia del Cine: "El cine español está en la picota desde el 'No a la guerra'". Yo no puedo hablar por los demás. A mí no me gusta desde que vi de crío las pelis hechas durante el franquismo que emitían en TVE, ni después con Pajares y cía, y así sucesivamente. Salvo excepciones, por supuesto.

La señora Paredes o vive en una urna de cristal o miente con el desparpajo propio de una actriz. Primero, todo el mundo recuerda que el 90% de los españoles se declaraba en contra de la guerra de Iraq; eso también incluye a los votantes del PP. Segundo, si descontamos a dichos votantes, tal vez influidos por la campañas mediáticas contra los "titiriteros", aún quedarían los votantes de los demás partidos, presuntamente inmunes a las críticas vertidas contra la gente del cine que se posicionó públicamente contra el gobierno de Aznar. Por tanto, aunque les penalice una parte de la población por motivos políticos, no debería suceder lo mismo con la otra parte. Y si así sucede está claro que no tiene nada que ver con el "No a la guerra".

Como público no acabo de entender que se elija como candidata española al Oscar a la película en habla no inglesa a una obra de Trueba que todavía no se ha estrenado comercialmente. Nos reíamos por las cacicadas con las pelis siempre candidatas de Garci y vemos cómo la Academia sigue haciendo lo que le sale del moño, con independencia de la opinión del público. Ah, ya, que los que saben de cine son ellos, no los espectadores. Tal vez por esa sapiencia suya así les va de bien.

Dicho lo cual posiblemente los prejuicios contra el cine español son injustificados e injustos. Los directores y actores nacionales, así como el resto de profesionales necesarios en la realización de una película, en general tienen un nivel que nada debe envidiar al de cualquier país avanzado. Lo mismo cabe decir del acabado de las pelis. Entonces, ¿qué pasa? ¿Por qué triunfan las series españolas del televisión y el cine se hunde? En mi caso el quid de la cuestión radica en los temas tratados. No me atraen. No me interesa la comedia patria, menos aún el drama, tampoco la guerra civil y la postguerra, y lo que yo llamo películas "de sentimientos" o de "pajas mentales" (por muy premiadas que sean en festivales de cine y promocionadas -mucho- a bombo y platillo desde ciertos medios de comunicación).

Eso sí, siempre habrán excepciones a lo anterior... espero. Por ello he decidido hacer propósito de enmienda. Empezaré a ver cine español. Cine de género básicamente. Ya os iré contando.

Espero no tener que arrepentirme de esta decisión. Por cierto, se admiten sugerencias.

P.D.: Cultura prevé más ayudas al cine hecho por mujeres.

(Banda sonora: They don't believe - Russian Red)

Primas

Hay cosas que me cuestan de comprender. Y mucho. Por ejemplo, ciertos sistemas de incentivación.
El otro día aparecía que en un municipio catalán “premiaba” a los conductores que daban negativo en los controles de alcoholemia.
Y ahora aparece esta noticia sobre las escuelas en Francia.

Oigan, no sé…Debo ser rara, pero a mi esto de “premiar” por lo que se supone que se debe hacer… (¿nadie se da cuenta que la consecuencia puede ser “si no me dan premio, no lo hago”?)

(Banda sonora: I will survive - Cake)

¿Sin prioridades?

Leer el periódico suele dejarme un sabor agridulce. Sobre todo cuando veo noticias como la siguiente: "Yahoo elimina el portal en catalán que pagó la Generalitat". Resumiendo, 600.000 euros públicos, de nuestros impuestos, por el sumidero, perdón, a los bolsillos de una, otra, empresa privada.

Bien es cierto que la empresa alega que habrá acceso siempre que se personalice la página de inicio para que los cambios queden registrados. Pero ojo, lo más interesante viene cuando Yahoo dice que la vigencia del acuerdo era de un año. ¿Y por garantizar por un solo año ese portal en catalán se dilapidaron 100 millones de las antiguas pesetas? Lo siento, yo no lo entiendo. Como no lo veo claro me da por pensar mal.

Está claro que no había nada mejor en que gastar 600.000 euros. Debo dar gracias entonces porque mis padres se pagaran una mutua privada: ella pudo ponerse la prótesis de cadera y él operarse de las cataratas sin esperar en las listas de espera de nuestra amada sanidad, lo que podía haber traído funestas consecuencias para su salud. Gracias también por tener dinero ahorrado y poder pagar dos plazas de guardería privada porque en la segunda ciudad de Catalunya hasta hace cuatro días no había ninguna guardería pública. Cada uno puede encontrar sus propios ejemplos.

No estoy en contra de la difusión del catalán, no nos equivoquemos. Me opongo al despilfarro público, el verdadero cáncer de este país. Qué decir de los informes solicitados por diferentes Departaments de la Generalitat: o son unos inútiles o unos corruptos, así de claro. O de las subvenciones públicas no controladas en el "Caso Millet"; por cierto, otra muestra de la desvergüenza catalana: se empeñan en llamar irregularidades a lo que son delitos. Y no sigo con la actualidad porque me caliento.

Lo curioso es cuando te dicen que no hay dinero para dos plazas de transporte escolar, para acabar con los barracones en las escuelas, se eliminan plazas de pediatría u otras especialidades en los CAP, etc., etc., etc. y, en cambio, ves en lo que sí se gastan el dinero, nuestro dinero.

Ni siquiera la crisis evita que gasten hoy el dinero en chorradas en vez de en cosas más necesarias para el bien público. Es más fácil echar la culpa al "enemigo exterior", o sea, la entelequia conocida como Madrid, que admitir su reconocida incompetencia, tanto los de antes como los de ahora.

Y mientras vigilamos la ventana dejamos la casa sin hacer. Así nos luce el pelo.

(Banda sonora: Per fer pais insultem en català - Estanislau Verdet)

Apreciada Lisbeth Salander:

Te escribo estas líneas para decirte que aquí, en casa, a todos nos ha gustado la trilogía de "Millennium". La leímos este verano. Sí, imagino que ya te lo han dicho un montón de veces. Y, aunque fuera la primera, probablemente te sudaría la... Cada uno es como es, faltaría más.

Supongo que lo realmente cool y transgresor sería decirte que los libros son bazofia. Para mí no. Cierto que sobran unas cien páginas bien buenas por volumen, y no por reducir tamaño a los libros por comodidad sino por ser más bien paja o aportar entre poco y nada, pero total, qué supone una hora más cuando se trata de una lectura tan adictiva. También podría adoptar el papel de enfant terrible o cultureta, como Ramón de España, y solicitar la creación de una hermandad con los pocos que no quieren leerlos. Pues eso, una pataleta de cultureta, valga el ripio cutre.

Porque eso de ser "anti" en el campo de la cultura es de un patetismo que tira de espaldas. Me parece perfecto que se prefiera la literatura camboyana, la poesía persa o cualquier otra selección cultural propia de minorías. Minoritaria, sí, porque nosotros somos los elegidos, los cultos, los que sabemos, no como la plebe que se limita a hojear libros fast-food o lo que lee todo el mundo. Excluyamos los gustos de las mayorías. Si le gusta a tanta gente debe ser porque es muy simplón, muy fácil, incluso vulgar. Pues digo yo que bienvenida cualquier lectura. Será siempre mejor leer, lo que sea, que no leer. Pero claro, eso lo dice un paleto como yo.

Xavier Folch remarcaba esta trilogía, así como los libros de Harry Potter y la serie del código da Vinci, como fenónemos culturales que trascendían lo puramente literario. Es obvio. Han conseguido una base de lectores extraordinaria, consiguiendo que los leyeran muchas personas que habitualmente solo leen las facturas que les llegan por correo. Han sido éxitos cinematográficos gracias, precisamente, a dichos lectores. No puedo opinar de la obra de la señora Rowling. Del señor Brown sí: me parecieron libros tramposetes y facilones; evidentemente, muy efectivos, pero sin el "corazón" que tienen los de Stieg Larsson. Y esa defensa numantina de los derechos de la mujer, representada en ti, tal vez su sello más distintivo y, no sé, si el gran causante de su éxito sin paliativos.

La película, sí. Reconozco que tenía cierta prevención. Tanto por los cambios que, como era de esperar, variaban respecto la novela, como por la elección de los protagonistas. Yo me los imaginaba de otra manera, sobre todo a ti, pero a medida el metraje me iba acostumbrando.

Se acabaron las novelas. Una lástima que el autor no pudiera ver su éxito en vida. Ya solo nos quedan por delante dos películas. Nos vemos en la próxima.

P.D.: lo que no entiendo es porqué te escribo a ti, cuando -para mí- el auténtico prota es el Kalle Blomkvist de los Cojones.

(Banda sonora: Being Bad Feels Really Good - Does It Offend You, Yeah?)

Al borde de un ataque de nervios

Uno de mis mayores defectos son las dudas. Especialmente dudo de mí mismo y sobre mis circunstancias colaterales. Eso sí, lo disimulo bastante bien (¿no?) y -como aquel dolor cuyo remedio anuncian en la tele- lo llevo en silencio.

La mayor duda consiste en mi capacidad para ser un padre aceptable, ya no digo uno bueno. Digo blanco y los críos hacen negro. Mis amenazas les suelen resbalar. Sí, ya, antes de eso he probado a razonar. El problema es que su capacidad de razonamiento actual es muy selectiva: solo entienden lo que les interesa. ¿Quien decía que los niños eran tontitos?

Todo eso desgasta. La lucha es continua. Gritan en vez de hablar. Sus frases favoritas comienzam por "Yo quiero" y "Ahora". Pretenden imponer su voluntad cual pequeños dictadores. Establecer límites y pautas de comportamiento normales se convierte en guerra de trincheras. Tal vez yo sea un mal estratega; posiblemente ellos son unos guerrilleros duros de pelar. Pero no me rindo.

Creía que darles verdura para cenar era uno de los peores tragos a los que tenía que enfrentarme con los pequeninjas. Estas vacaciones he descubierto algo peor: un comedor lleno de críos. Al menos la mitad lloraban y/o chillaban. Salía de allí hecho polvo y con un dolor de cabeza espantoso.

Todavía resuenan en mis oídos las llantinas, cual Apocalypsis Now infantil. Esto no lo soluciona ni el Consejo de Seguridad de la ONU. Cuando me alisté en la paternidad nunca imaginé que esto fuera tan duro.

P.D.: Afortunadamente, también hay buenos momentos.

(Banda sonora: Rules & Regulations - Rufus Wainwright)

Selección natural

A veces me pregunto si apuntamos a actividades extraescolares a los niños por su propio beneficio o solo (o en parte) por interés nuestro. Supongo que hay tantas respuestas como familias. Y, en estos temas, yo nunca voy a pretender ser mejor ni más honrado que los demás.

Alba ya tiene 6 años. A esa edad empieza la Escuela de Baloncesto. Le apetecía, yo la animaba –todo hay que decirlo-, y la apuntamos. En septiembre se hacían unos días de prueba. Inocente de mí, creía que era para ver si a los niños realmente les gustaba y decidían seguir “en serio”. Pero no era exactamente así.

El primer día, el coordinador nos explicó cómo funcionaba la película. Hay unas 15 plazas por sexo. Esos días de prueba sirven para cribar, ya que en el caso de los niños había 28 apuntados. No me preocupo por Alba. Ella entra. Solo había 8 niñas inscritas inicialmente (encima faltaron varias el primer día). Parece ser que los padres prefieren apuntar a las niñas a ballet o gimnasia. No, no es un chiste fácil, sino la realidad.

A mucha gente se le abrieron los ojos como platos al enterarse del tema de la selección. Tiene su explicación. En primero y segundo no forman equipo. A partir de tercero (de primaria, se entiende) forman equipo con 12-13 jugadores (que ya me parecen incluso muchos). Es decir, alguno se quedará fuera al llegar ese momento, de manera que cuantos más haya más niños sufrirán el palo. Menudas caras se veían entre el grupo de padres. Encima, si llega alguien de la calle con mejor nivel que los que ya están dentro, haz las maletas. Aspiran a cierta calidad técnica en los equipos, eso es lo que dicen. Y luego breve explicación de reglas: asistencia obligatoria, so pena de perder la plaza. Acudir a los entrenamientos aunque estén lesionados para hacer “equipo” y estar al tanto de las instrucciones, etc.

Me fui de allí con una sensación rara. Cierto es que no se trata que se tomen el asunto a cachondeo, pero me sorprendió un funcionamiento tan estricto en un equipo de barrio. Otra vez me quedó el reconcome de si no la habré liado al apuntarla. Tanta competencia, tanta competitividad desde pequeños. Puede que ellos no se den cuenta, pero el que se quede fuera del equipo posiblemente se lleve un buen disgusto.

Qué chungo está el mundo, empezando desde la propia base. Ya, los estamos preparando para lo que les espera cuando sean adultos. Sí, seguro.

(Banda sonora: Una vida tranquila - Mishima)

¿Mensajeros del futuro?

Hay dos profesiones que no me gustaría que eligieran mis hijos: una es periodismo. Con todo el respeto que se merecen los buenos profesionales que todavía resisten, quienes no se doblegan a las líneas editoriales partidistas y a quienes no les permiten ejercer o han tenido que abandonar por las presiones del sistema.

Esto viene a cuenta del cambio de rumbo de la nave Prisa, tan cacareada por los medios. Antes navegaba a favor del viento de los gobiernos socialistas, ahora sus cañones les disparan. Dicen que todo viene a cuenta de la dichosa TDT de pago, jugoso negocio que ha caído en manos de Mediapro, los nuevos amiguitos mediáticos de Zapatero. En fin, los motivos ni me van ni me vienen.

Soy de los que cree en el periodismo que sacude a diestro y siniestro cuando la situación lo merece, sin importar el color de quien recibe las andanadas. Y de apoyar y aplaudir las decisiones correctas, sin importar si quien las toma es tirio o troyano. Pero este periodismo parece que es prehistoria, si es que algún día llegó a existir realmente y no fue otro mito más.

Actualmente, y desde hace bastante, existen las líneas editoriales politizadas en los medios de comunicación, tal vez más evidentes en unos casos que en otros. Es decir, leer tal o cual diario , ver tal o cual cadena de TV, implica que tienes unas ideas políticas determinadas. Bueno, a lo mejor no implica eso necesariamente, pero sí que ves, escuchas o lees las cosas de una cierta forma. Entonces, ¿dónde quedó la "información"? ¿Pasa toda por un determinado sesgo? Porque lo mismo se puede decir de diferentes maneras, llegando a cambiar bastante el sentido final según la interpretación, el sesgo, que haya recibido la noticia. La información pura ya no existe, está teñida de opinión, cuando no de manipulación o desinformación interesada.

Nos hemos acostumbrado a ello. Ya sabemos lo que podemos esperar de tal o cual medio. Lo damos como algo natural. Pero ¿es algo natural? Para rematar a la pobre "verdad" acaba de resucitar Felipe González. Y viene a decirnos que cuando se está en un primer plano de la política hay ciertas cosas que no se pueden decir. Poco después, Montilla -en una entrevista- también admite lo mismo: hay que morderse la lengua, no decir lo que se piensa, al alcanzar ciertos niveles. Así que la credibilidad bajo mínimos que para mí tiene la mayoría de políticos en estos momentos ha alcanzado valores bajo cero, negativos.

¿Nos tienen que "proteger" de la verdad, como si fuéramos niños pequeños? Porque es lo que yo hago con mis hijos ante ciertos detalles que creo que todavía es preferible que no conozcan: los maquillo, los enmascaro. Les miento, sí. Por su bien. Al menos, eso es lo que creo cuando lo hago. Pues los políticos, y ciertos periodistas, parece que hacen lo mismo con nosotros, los ciudadanos, solo que ellos lo hacen por su bien, no por el nuestro.

Además, yo ya no tengo 5 ó 6 años, como mis hijos (y, ojo, eso no significa que a ellos les tome por tontos). Soy un adulto. Veo, entiendo, dudo, pienso por mí mismo (o lo intento). Y me jode un montón que me tomen por tonto para defender sus intereses partidistas.

(Banda sonora: Allí donde solíamos gritar - Love of Lesbian)